Veinte años pasaron de un caso policial que se destacó desde el minuto uno en la historia criminal argentina, por su saldo y circunstancias: un chico de 15 años que mató a tres compañeros y baleó a cinco más, en su escuela de Carmen de Patagones.
Hoy, lejos de aquel 28 de septiembre de 2004, el autor de la matanza, Rafael Juniors Solich, vive institucionalizado en La Plata y está próximo a cumplir 36 años. Permanece bajo tutela judicial en un neuropsiquiátrico, aunque, entre internaciones y salidas transitorias, se enamoró, tuvo un hijo y fijó domicilio en Villa Elvira.
Juniors llegó aquel día al colegio, sacó de su mochila una pistola Browning 9 milímetros que le sustrajo a su padre, agente de la Prefectura Naval Argentina, mientras los alumnos de 1° B del ciclo Polimodal de la Escuela de Enseñanza Media N° 2, Islas Malvinas, esperaban en el aula al profesor de Historia. Y vació el cargador contra los estudiantes, así, sin más, vaciando las doce balas del cargador con un movimiento pendular de derecha a izquierda.
Producto de la balacera, murieron Sandra Núñez, Evangelina Miranda y Federico Ponce. Además, resultaron heridos Natalia Salomón, Cintia Casasola, Nicolás Leonardi, Pablo Saldías y Rodrigo Torres.
La Policía llegó rápidamente al lugar y detuvo a Solich en estado de shock. Se entregó sin resistencia. La Justicia lo declaró inimputable por su edad.
Hoy, Rafael Juniors Solich tiene 35 años y un hijo, a cuya madre conoció durante su internación. Tras ser recluido en el Instituto de Menores El Dique, fue trasladado a un neuropsiquiátrico y luego a una clínica para adultos en La Plata, donde permanece bajo tratamiento.
Mientras tanto, la comunidad de Carmen de Patagones recuerda esa masacre que la cambió para siempre. Y no sólo a quienes vivían allí.