Un subcomisario de la Policía Bonaerense, que presta servicio en una dependencia del Conurbano, sufrió lo que seguramente habrá sido el peor susto de su vida, durante un dramático asalto ocurrido en la noche del miércoles en su casa de la localidad platense de Arturo Seguí.
El violento caso de inseguridad se produjo en una vivienda situada en 418 entre 157 y 158, cerca de las 22.
Según lo que trascendió a través de fuentes oficiales y vecinos del lugar, los dos delincuentes, quienes estaban encapuchados, con armas de fuego y aparentaban tener entre 20 y 25 años, además de robarle, sometieron al oficial a una feroz golpiza y a torturas psicológicas.
El terrible episodio provocó una fuerte conmoción en ese barrio, donde todos se conocen y cualquier hecho trascendente rápidamente se expande como reguero de pólvora. Uno de los vecinos, que pidió reserva de su identidad, contó que “a este muchacho -en referencia al policía damnificado y de quien estimó que “tiene unos 40 años”- los asaltantes lo estaban esperando dentro de la casa”. En tal sentido, acotó que “apenas entró a su casa, luego de guardar el auto en el garaje, los delincuentes lo recibieron violentamente”.
Enseguida, sostuvo que “se produjo un forcejeo, pero consiguieron reducirlo y se enfurecieron peor”. Aseguró saber que “le dieron varios culatazos, lo hicieron caer al piso y ahí le pegaron bastantes patadas por todo el cuerpo”. También informó que “para evitar que el policía volviera a resistirse, terminaron atándole las manos y los pies con precintos”.
El frentista mencionó además que ambos ladrones lograron acceder al interior de la vivienda, luego de sortear un obstáculo que atentaba contra sus planes.
Al respecto, el hombre reveló que “antes de ingresar a la vivienda, consiguieron dopar a los dos perros del agente, de la raza ovejero alemán”.
“Se ve que recién cuando notaron somnolientos a los animales, entonces rompieron parte del alambrado del frente y se metieron para esperar a nuestro vecino”, destacó. Por las características de este feroz asalto, los investigadores manejan diversas hipótesis.
Una de ellas, según confió a este diario uno de los pesquisas, da crédito a la posibilidad de que los delincuentes tendrían “marcada” esa vivienda, a sabiendas -o no- de la condición de policía de su propietario. Pero al mismo tiempo, no se descarta que se haya tratado de un asalto al voleo.
“PEGALE UN TIRO, QUE ES RATI”
Siempre en base a lo informado por el mismo vecino, el subcomisario de la Policía bonaerense, en pleno asalto, “vio peligrar su vida”.
Confesó al respecto que “mientras revisaban la casa, uno de los `chorros´ encontró no sólo la pistola 9 milímetros reglamentaria, sino también la credencial de policía”.
“Este mismo delincuente se habrá puesto como loco, porque nos enteramos en el barrio que le pidió a su cómplice que le dispare”, consignó el vecino. Hasta precisó la frase utilizada por quien ordenó materializar semejante amenaza: “Le dijo al otro `pegale un tiro, que es rati´, como se les dice a los policías en la jerga del hampa”.
Afortunadamente, para el damnificado por este dramático asalto, esa terrible amenaza quedó sólo en una frase que, de todas maneras, debe haber generado una tensión extrema en la víctima.
“Este muchacho habrá pensado seguramente en esos instantes que iban a matarlo. Una locura lo que le tocó vivir”, expresó el vecino.
Al ser consultado sobre el botín con el que escaparon los ladrones, dijo estar al tanto de que “le robaron dinero en efectivo, que desconozco la cantidad, algunos objetos de valor, además del arma de fuego y la credencial”.
El hombre aseguró que el policía en cuestión “hace más o menos tres años que vive en este barrio”. Y refirió que “hasta donde sé, fue la primera vez que sufre un episodio de inseguridad. Al menos, en su casa”.
“La verdad que lo notamos muy afectado anímicamente por lo que le pasó, pero no es para menos. Encima estaba solo en esos momentos. La pasó realmente muy mal. Y por suerte que la puede contar”, reflexionó finalmente el frentista.
Cabe señalar que pese a que tras el atraco arribaron a la escena efectivos del Comando de Patrulla y de la comisaría decimosegunda, el operativo montado para dar con ambos asaltantes no permitió darles alcance. En el barrio nadie advirtió esa noche si los delincuentes huyeron a pie, en auto o con una moto.