El caso del ingeniero en electrónica que mató de un balazo a un joven con antecedentes penales para defenderse de un robo en el Conurbano bonaerense, territorio hostil para la vida por culpa de la inseguridad, volvió a encender la polémica: legítima defensa u homicidio liso y llano. El profesional se excedió o su obrar fue acorde a las circunstancias que contempla el Código Penal para no someterlo a un proceso penal.
La biblioteca jurídica cuenta con opiniones encontradas, que se vuelcan para un lado o para el otro, aunque el sentido común, el imaginario colectivo parece estar del lado del hombre que tomó una decisión límite, al sentir en riesgo su vida.
Igual, por más de que no vaya preso, ya nada será igual para él. Nadie puede dormir tranquilo con una muerte sobre sus espaldas. Al margen de los eximentes de responsabilidad.
Se sabe que una corriente de pensamiento sostiene que los delincuentes son seres que no han tenido oportunidades, que han sido castigados por la sociedad y que merecen un tratamiento especial, no importa el delito que hayan cometido.
Sin embargo, la sociedad reaccionó fuerte ante este evento trágico y volvió a reclamar a gritos medidas concretas a las autoridades de la Provincia de Buenos Aires, que se muestran desbordadas, inertes, ante el drama del delito.
El hecho del ingeniero ocurrió hace pocas horas en la esquina de las calles Paraguay y Constitución de San Justo, partido de La Matanza.
Voceros policiales informaron que el hombre, de profesión ingeniero en electrónica, de 54 años, se encontraba a bordo de su Volkswagen Suran de color gris cuando fue sorprendido por un delincuente con fines de robo.
En esas circunstancias, el hombre le efectuó un disparo en el pecho y luego se retiró del lugar, mientras que el baleado (foto) murió prácticamente en el acto.
En tanto, un vecino alertó a la Policía sobre la presencia del cuerpo del joven, por lo que efectivos de la comisaría 1ª de San Justo realizaron las primeras averiguaciones para esclarecer lo ocurrido. Tras relevar las cámaras de seguridad en la zona, los agentes establecieron que el sujeto fallecido, identificado como Ulises Leonel Camacho Luque (19) habría intentado sustraer un auto.
Por este motivo, los agentes rastrillaron la zona en búsqueda del vehículo implicado y lo encontraron estacionado en la calle Constitución al 3600, a pocos metros de la escena del crimen, informaron las fuentes.
Al revisar el dominio del rodado se estableció que pertenecía al ingeniero en electrónica, y luego de revisar las cámaras de esa cuadra se determinó que el hombre bajó del rodado y se dirigió a pie hacia avenida Juan Manuel de Rosas, donde trabajaba.
Por este motivo, los agentes se presentaron en ese lugar, identificaron al hombre y corroboraron que se trataba del mismo que quedó registrado en las imágenes disparándole a Camacho Luque.
Los uniformados le secuestraron un arma de fuego Bersa Thunder Ultra Compact Pro calibre .45 con su cargador y nueve municiones intactas, se lo notificó de la apertura de la causa por el homicidio del joven, pero no se lo aprehendió ya que en principio actuó en legítima defensa.
En tanto, los policías constataron que Camacho Luque tenía antecedentes por el delito de “robo automotor” y que había salido de prisión el mes pasado, añadieron las fuentes consultadas. Interviene en la causa el fiscal Gastón Duplaa, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) Temática de Homicidios del Departamento Judicial de La Matanza, quien dispuso que se le realice la prueba de dermotest al ingeniero y el secuestro de su vehículo, entre otras medidas tendientes a esclarecer el hecho.
Se dice que el ingeniero tenía la tenencia legítima de su arma, aunque la portación está en discusión.
La familia del muerto ahora reclama justicia. El ingeniero también.