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Golpes, amenazas y hasta un disparo en Altos de San Lorenzo

Falsos policías simularon un allanamiento para robar un importante botín en La Plata

La delincuencia volvió a poner en jaque la tranquilidad de un sector de la Ciudad. En esta oportunidad, el escenario resultó ser Altos de San Lorenzo, una de las comunas más castigadas de la Región en lo que respecta al flagelo de la inseguridad.

Según trascendió, se trató de un asalto cometido en la vivienda de una familia, que terminó siendo reducida a la fuerza por parte de un grupo de al menos tres delincuentes, que actuó en horas de la noche.

Poco importó la presencia de dos menores en el lugar. A los asaltantes no les alcanzó con apoderarse de los ahorros y objetos personales de las víctimas.

Ante la mirada de los niños, llevaron a cabo toda una serie de tormentos contra su madre, la dueña de casa, demostrando una total falta de escrúpulos.

Así la delincuencia volvió a marcar negativamente la vida de dos infantes.

Según las víctimas, los sujetos primero desataron un vendaval de violencia y luego cumplieron con su fin último de alzarse con varios elementos de valor. No obstante, el drama no terminaría allí, ya que, no conformes con la estela de tensión y preocupación que dejaron en la morada, casi media hora después de abandonar la propiedad retornaron para terminar de sembrar más pánico y terror.

La intrusión de los delincuentes ocurrió en un edificio ubicado en calle 17 entre 81 y 82.

Allí vive una mujer con sus dos hijos pequeños quienes, al momento del golpe delictivo, estaban junto con otras dos personas, que los habían ido a visitar.

De un momento a otro, los ladrones ingresaron en la casa y tomaron a todos por sorpresa.

“Estamos haciendo un allanamiento en todo el piso. Tienen que abrir o les tiramos la puerta abajo”, fue el mensaje que escucharon antes de que la puerta terminara abierta de par en par. Luego dos espectros ingresaron al lugar.

En el intento para que depusieran su actitud, la dueña de la propiedad intentó frenar el ataque abalanzándose sobre uno de ellos, pero el sujeto la empujó y cuando estaba en el suelo le aplicó una feroz patada.

Así, tras infundir miedo, redujeron fácilmente a los dos visitantes y procedieron a apoderarse de las pertenencias de las víctimas.

Lo más grave fue el culatazo que le propinaron a la propietaria de la casa cuando ésta intentó evitar que un ladrón ingresara al baño en el que se hallaba su hijo.

Aparentemente el niño se encontraba en la ducha cuando el sujeto entró y lo apuntó con un arma de fuego.

Al ver esto, la madre que se encontraba dolorida por el empujón y la patada, se incorporó como pudo e intentó evitar que su hija pasara por ese duro trance. Pero, superada en fuerza y recursos, terminó tirada en el suelo.

Esta vez con un fuerte dolor en el hombro, por el que debió recibir asistencia médica.

La descripción que hizo la denunciante a la Policía sobre la siguiente escena que les tocó vivir demuestra la cobardía y total falta de escrúpulos de los autores del ataque.

La mujer contó que durante varios minutos fue sometida a un violento interrogatorio en el que no faltaron los insultos, las amenazas ni las cachetadas.

Luego de varios minutos, la mujer pudo indicar el lugar en el que se hallaban una plata que hacía muy poco había extraído del banco. Pero no fue suficiente.

Los ladrones estaban convencidos de que los 100 mil pesos que acababan de recibir en mano eran apenas un vuelto y que su víctima tenía oculta una suma mucho más abultada.

Fue así que dos de los intrusos continuaron presionando a la mujer mientras que el restante inició un exhaustivo registro hasta que finalmente, tras media hora de intrusión en los ámbitos más íntimos de la familia, los sujetos lograron dar con un recipiente que contenía más de un millón de pesos.

No se tiene certeza si se fueron porque aquello sació sus ansias de delinquir o porque tenían el presentimiento de que la Policía podía arribar en cualquier momento. Lo concreto es que sin que nadie en el barrio se percatara, los sujetos abandonaron la escena.

En aquel instante todo parecía indicar que era el final de la pesadilla. Pero aún le restaba a esta familia pasar por otro duro trance.

Minutos más tarde, dos sujetos en moto se presentaron en el lugar para lanzar su último acto de intimidación. Desde la vereda abrieron fuego en una oportunidad contra la fachada del edificio. Por estas horas investigan adónde fue a parar el perdigón.

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