El avión privado que se despistó ayer al mediodía cuando intentaba aterrizar en el aeropuerto de San Fernando y se prendió fuego luego de impactar en una zona de viviendas, apagó la vida de dos avezados pilotos.
La aeronave volvía a Buenos Aires luego de realizar un viaje a Punta del Este y pertenecía a la familia de Jorge Brito, dueño del Banco Macro y presidente de River Plate.
Las víctimas fueron identificadas como Pablo Fernández Loza, 46 años, oriundo de la localidad de Munro, en Vicente López, pero con domicilio en Martínez, San Isidro y Agustín Orforte, 35 años, de Castelar (Morón).
Este último, también empleado de la entidad financiera, se presentaba en su perfil de LinkedIn como piloto privado de avión de la Fuerza Aérea Argentina, de vuelos comerciales y con habilitación tipo Challenger 300, como en el que viajaba cuando falleció.
En su perfil de Youtube colgaba videos de vuelos, mezclados con algunos de amigos y su perra Nikita.
Fernández Loza, por su parte, tenía una amplia experiencia en la actividad. Trabajo para empresas como Top Air SA, la línea aérea Austral (que hoy forma parte de Aerolíneas Argentinas), Servicios y Emprendimientos Aeronáuticos, Aviaser SA, Jet Clipper y ahora volaba para la firma New Lines SA.
Susana C., conocida del comandante de la aeronave, posteó un mensaje de despedida en Facebook: “En este casi año entero de conocerte y compartir, querido Martín Fernández Loza, aprendí a quererte y admirarte, por tu alegría de vivir, tu simpatía, calidez, tu hombría de bien, tu fuerza para sobreponerte a las calamidades de la vida, eras un gladiador. Buenazo, con esos ojos hermosos, gracias por hacer tan feliz a mi hija. Vuela alto Comandante, más alto que el cielo, hasta Dios... Y ahí te encontrarás con mi mamá, a la que quisiste conocer y no pudiste. Desde ese lugar en donde están ahora, sé que la cuidarán y guiarán a Franca, para que encuentre el consuelo que no tiene. Que en paz descanses”.
LA DUEÑA DE LA CASA, EN SHOCK
Sorprendida por la caída del avión sobre su vivienda en San Fernando, habló la mujer que debió ser evacuada junto a su familia. “Lo que más me duele es que perdí las cosas de mi hijo, que me costaron tanto tenerlas”, lamentó la damnificada.
Melanie, de 33 años, estaba en su casa, a días de dar a luz. “Estábamos sentados, riéndonos y vimos que el avión venía a fondo”, relató.
“Pensamos que íbamos a morir. La desesperación fue re fea”, afirmó.
Al notar que el avión se aproximaba hacia su casa, Melanie y su familia intentaron correr hacia el fondo de la propiedad, pero el avión estaba demasiado cerca. Fue entonces cuando el hermano de Melanie, rompió una pared y les permitió escapar. “Si no rompíamos la pared, nos moríamos ahí adentro con el avión”, sostuvo.
“Lo que más me duele es que perdí las cosas de mi hijo, que me costaron tanto tenerlas”, expresó.
En la jornada de hoy expertos de la ANAC y de la Justicia Federal ya trabajaban sobre la caja negra de la aeronave para saber qué pudo ocasionar la tragedia.