A casi once meses del crimen de Mateo Yagame (18), ocurrido en la megatoma de Los Hornos, el expediente entra en una instancia decisiva. El 11 de diciembre se realizará una audiencia clave en la que la Justicia deberá definir si mantiene la medida de seguridad que pesa sobre el adolescente de 14 años señalado como autor del homicidio, o si lo deja libre una vez que venza el plazo actual, en enero de 2026.
La causa, que desde el inicio dejó al descubierto las limitaciones del sistema frente a delitos gravísimos cometidos por menores no punibles, vuelve ahora a encender la preocupación de una familia que siente que la respuesta institucional quedó corta, o directamente no llegó.
Mientras la fiscalía y la defensa se preparan para una audiencia que puede ordenar el rumbo del expediente, Noelia -la mamá de Mateo- y Claudia -su abuela- viven diciembre con una carga emocional doble: el aniversario del ataque, el cumpleaños que Mateo no podrá celebrar y la posibilidad concreta de que el acusado recupere la libertad.
“La justicia te dice que no importa la gravedad, es inimputable y lo van a largar. ¿Quién nos cuida a nosotros?”, planteó Noelia, que desde hace meses reclama que la jueza utilice las herramientas legales disponibles para extender la internación del menor hasta que cumpla 18 años.
En una entrevista con el diario El Día, las mujeres se reconocieron con una mezcla de angustia, cansancio y determinación. Contaron que esta audiencia estaba prevista para el 2 de diciembre, pero pidieron postergarla porque la fecha era demasiado cercana al cumpleaños de Mateo.
“Él cumpliría 19 el 13 de diciembre. Son días muy duros, y encima nos iban a avisar que lo dejaban libre. Necesitaba llegar entera a esa audiencia”, explicó Noelia.
“Hoy cualquiera te mata y no pasa nada”, dijo Claudia, la abuela del joven que fue asesinado durante un robo en La Plata Ambas insistieron en que la magistrada tiene la facultad de sostener la medida de seguridad. Y que hay antecedentes en otros expedientes donde, por la gravedad de los hechos, los menores fueron mantenidos en institutos cerrados hasta alcanzar la mayoría de edad.
“Si no lo decide la justicia, ¿quién lo va a hacer? Hoy la mayoría de los casos graves son cometidos por chicos de 14 o 15 años. Si no les ponen un freno, seguimos todos desprotegidos”, resumió Claudia.
La abuela agregó otro factor que la inquieta: la conducta del adolescente durante las audiencias. “La última vez se reía mientras hablaban del caso de Mateo. La jueza tuvo que retarlo. Ahí dejé de creer que alguien iba a contenerlo. Ese chico no puede volver a su casa”, afirmó.
El impacto emocional también dejó secuelas profundas. Noelia estuvo en tratamiento psicológico, pero lo dejó porque necesitaba volver a trabajar para sostener a sus hijos.
Sobre el final, Noelia expresó: “Le pido a la jueza que decida con responsabilidad. Hoy cualquiera te mata y no pasa nada. Nosotros ya perdimos a Mateo, pero no queremos que otras familias pasen por esto”.
Mateo fue asesinado el 13 de enero sobre 135, entre 78 y 79, a metros de su casa. Y su familia enfrenta el dolor de saber que su vida se terminó abruptamente, mientras el responsable -sin capacidad legal para ser juzgado- podría volver a caminar libre.