Mientras el asesinato de una nena de 2 años mantiene en shock a toda esta región, los investigadores avanzan en la reconstrucción de la trama de este cruento episodio que terminó con Pía Abril Larrea con un tiro en la cara, en medio de una discusión por la posesión de una casa muy humilde, que habría sido recientemente cedida en el orden de los dos millones de pesos. La operación, demás está decirlo, se encuentra ahora bajo la lupa de la Justicia.
Como ya se dijo, el hecho que sucedió en el barrio El Dique, sobre la calle 123 casi esquina 50, desnudó una sórdida trama por las casas tomadas en la Región, detrás de las cuales operarían varios actores, algunos de los desde las sombras, pero que a partir de lo sucedido correrían serios riesgos de quedar expuestos y salir a la luz pública. Al cierre de esta edición, sus nombres estaban en boca de los investigadores, aunque primero deberán resolver el horrendo asesinato de esta chiquita inocente y después avanzar sobre una intrincada estructura, que tendría características mafiosas.
La terrible secuencia se inició cuando un hombre identificado por la Policía como José Alberto Olgiatti (57), de profesión gestor, se presentó en el domicilio de Macarena Mujica, quien, el día anterior, de acuerdo al reporte oficial, había comprado el inmueble junto a su familia y sin realizar un análisis dominial sobre la cadena de titularidades. En esas circunstancias, siempre a decir de los voceros del caso, como quedó una supuesta deuda respecto del precio pactado, Olgiatti les hizo saber que, si no cubrían el faltante, procedería al inmediato desalojo. Fue “entre gallos y medianoche”, cuando el horario no mostraba correlación alguna con un negocio inmobiliario habitual.
Al parecer, el reclamo desató una feroz discusión, que tuvo sus vaivenes. Momentos en los que se pudieron cruzar algunas palabras y otros muy álgidos, con amagues de agresiones. Las mismas fuentes indicaron que el hombre no estaba solo, ya que lo acompañaban dos mujeres, que serían sus hijas. Una de ellas policía. Fue en medio de una tensión creciente y, los primeros golpes, que en la escena irrumpieron tres desconocidos en dos motos, lo que desencadenó la locura final.
Los estruendos espantaron a propios y extraños. Hubo desesperación y llamados al 911 por parte de los vecinos.
También gritos ensordecedores cuando descubrieron que Pía estaba malherida.
Con sangre en el rostro, la cargaron en un auto particular y la llevaron al hospital Gutiérrez, pero no pudieron salvarle la vida. Un proyectil que le ingresó por el ojo derecho fue la causa que desencadenó en su muerte. Para esto, los únicos que quedaron en el lugar fueron Olgiatti, bastante maltrecho por el fragor de la batalla, y los ocupantes de la casa. De los motoqueros y las mujeres que acompañaban al hombre, no quedaron rastros.
Por lo ocurrido, Olgiatti, que de acuerdo a la documentación exhibida por los pesquisas tiene antecedentes de estafa, defraudación y encubrimiento, entre otros delitos, quedó detenido en el marco de la investigación del homicidio, cuyas garantías serán tuteladas por el juez Agustín Crispo. Una policía que cumple funciones en Berisso, que sería su hija, fue demorada horas más
tarde y su arma reglamentaria secuestrada, ya que los disparos sobre la vivienda de la calle 123, que fueron 13 en total, salieron de una pistola calibre 9 milímetros.
“Sabemos que hay tres personas que están siendo buscadas y que podrían haber sido las que abrieron fuego. Las cámaras de seguridad del barrio las tomaron en plena fuga. Pero el arma de la oficial, por precaución probatoria, también será peritada para saber si pudo haber sido usada en el hecho”, expresó un vocero ligado a la causa. Es el fiscal Juan Menucci, con instrucción de personal de la Federal, quien tomó cartas en el asunto y busca despejar todos los interrogantes.
¿Cuál es la principal sospecha? Que Olgiatti podría formar parte de una presunta organización dedicada a buscar casas en sucesión, sin herederos o deshabitadas para tomarlas y hacer negocios con ellas, por cuenta propia o para un tercero bajo promesa remuneratoria, según se desprende de los comentarios que se hicieron a lo largo del día de ayer.
LA PALABRA DE LA ABUELA
Inmersa en una profunda congoja, la abuela de la nena de 2 años asesinada en el barrio El Dique de Ensenada se refirió al demencial ataque que sufrió su familia, presuntamente a manos de un grupo de personas que la estafó. Sumida en el desconsuelo, la mujer explicó los pormenores de este fatídico episodio y habló del presentimiento que tuvo cuando estaba en la comisaría radicando la denuncia por amenazas de muerte.
Tiraron directamente a la nena, se la quisieron llevar", denunció la abuela.
"Compré la casa hace dos días, la pagué 1.800.000 pesos y sólo faltaba pagar 180 mil pesos. Quedamos que a las 19.30 nos encontrábamos acá en la casa, porque me iban a explicar sobre una falla eléctrica. Pero cuando vinimos nos encontramos con que habían arrancado todas las puertas, por eso discutimos y llamamos a la Policía”, aseguró.
“En la pieza estaba la mujer que me vendió la casa y otros cuatro masculinos en la pieza drogándose y tomando bebidas alcohólicas. Yo estoy embarazada y cuando me agreden, mi marido los saca. Cuando llega la Policía salen y me dicen que iban a venir a atacarnos a tiros. Me rompieron todo”. Los sujetos cumplirían finalmente con la amenaza horas más tarde. Alrededor de las 23,
arribaron a la vivienda en dos motos y abrieron fuego contra el frente de la morada. Toda esta secuencia tuvo lugar cuando la dueña de casa estaba haciendo la denuncia por amenazas de muerte.
Uno de los tiros fue a dar al rostro de la pequeña de dos años.
