Un subteniente de la DDI La Plata fue detenido ayer en las oficinas de la fuerza, por la muerte de un joven de 19 años en un allanamiento que ese grupo realizó el 9 de mayo pasado en La Favela, informaron fuentes oficiales. El fallecido es Nahuel Alejandro Silva (19), quien sufrió un traumatismo encefalocraneano grave, con destrucción de masa encefálica, por el impacto de un proyectil de arma de fuego que le ingresó por el parietal derecho. El acusado, Fernando Ezequiel Carrera Simonetti, será indagado hoy por la fiscal Cecilia Corfield.
La titular de la UFIJ Nº 15 encabezó anoche el operativo que terminó con el policía detenido, acompañada por funcionarios de Asuntos Internos, en la sede de la DDI que funciona en 61 entre 12 y 13, a partir de la orden emitida por el juez de garantías, Agustín Crispo. Esto, dijeron los voceros, fue a partir de las evidencias colectadas a lo largo de la pesquisa.
La más contundente de todas es el peritaje que identificó que el disparo letal partió del cañón de la Bersa Thunder Pro 9 milímetros de Carrera Simonetti, a partir de la extracción del plomo del cadáver y su cotejo con las pistolas secuestradas en el expediente. En total, fueron 46.
De los testimonios que el magistrado también tuvo en cuenta surge que la presencia de Silva en el lugar de los hechos habría sido aleatoria, porque, al parecer, estaba intentando recuperar una moto robada a la hermana de su novia. El problema surgió, según algunas conjeturas, en los antecedentes de la víctima, que lo pusieron nervioso ante la aparición de los efectivos y que lo impulsaron a tratar de escapar del lugar, ante la creencia de que también podía caer preso. En ese marco, su acción no pasó desapercibida por los agentes, que salieron a perseguirlo.
Silva circulaba en una moto que terminó chocando contra un árbol, en la zona de las calles 18 y 528, por el balazo que se había incrustado en su cabeza. Lo que se trata de clarificar es en qué circunstancias le tiraron. ¿Fue brutalidad policial? ¿Una reacción ante un riesgo o peligro inminente? ¿Una detonación que se escapó en la persecución?
La idea de que Silva tenía un arma, en principio, está contrastada con parte de las declaraciones. La madre del joven sospechado de ser el autor del robo de la moto, por ejemplo, reconoció haber estado con él un rato antes del incidente letal, y conversaron sobre los papeles del rodado. La respuesta de Silva fue que no la iban a comprometer y, se levantó aparentemente la ropa, para mostrarle que no tenía nada encima.
“Le vi que él no tenía armas ni nada, digo esto porque después supuestamente él tenía un arma y estoy segura que cuando me mostró no le vi ningún arma a la vista”, indicó la testigo. Otras versiones, en cambio, dan cuenta de que el fallecido estaba armado.
Dijo el juez Crispo: “Por fuera de la pena en expectativa, tengo en cuenta la objetiva y provisional valoración de las características del hecho, especialmente el alto grado de violencia, que el hecho acaeció en horas de la noche, en plena vía pública, en medio de un barrio altamente transitado”.
“Estas circunstancias -además de repercutir en la intensidad del injusto- demuestran un actuar totalmente desvergonzado que permite inferir fundadamente acerca de la existencia de riesgos procesales concretos”, entendió.
A Carrera Simonetti lo procesaron por “homicidio doblemente calificado por ser el autor un funcionario policial abusando de sus funciones y por ser cometido con alevosía agravado a su vez por el empleo de arma de fuego, de conformidad con lo normado en los términos de los arts. 41 bis y 80 inc. 2 y 9 del Código Penal (art. 146, 151, 209 y 210 del C.P.P.)”.
Respecto de el prontuario de Silva, se lo vinculó con varias causas de robo y presuntamente ya había pasado un tiempo detenido. En la causa ya se presentó la Comisión Provincial por la Memoria.