No son pocos los que creen que el asesinato del enfermero Jonatan Nicolás Calderón (40), el cuarto en lo que va del año en La Plata, fue la "crónica de una muerte anunciada". Es que si bien es cierto que el delito golpea en todos los barrios de la capital bonaerense, quienes viven en inmediaciones de donde fusilaron a Calderón aseguran que "la zona está imposible". Los hechos les dan la razón.
A unas seis cuadras del punto en donde cayó muerto el enfermero, otro trabajador de la salud sufrió un ataque delictivo a manos de dos motochorros. Se trata de un hombre de 34 años, que trabaja en la Clínica del Diagnóstico. Según declaró ante las autoridades, a las 05.30, cuando se desplazaba en una Honda Wave blanca, su viaje se
cortó abruptamente en 6 y 65, donde fue interceptado por los ladrones, que iban en un rodado de gran porte sin plásticos, tipo 400 cc.
Enseguida el que iba atrás saltó del asiento y le apoyó un arma a la altura de la cintura, que después levantó y la dirigió al centro del pecho de la víctima. “Dame todo porque te mato”, le gritó y así fue como huyeron con lo que pudieron, aunque el damnificado pudo recuperar su moto en 65 entre 7 y 8, ya que se le salió la cadena y la abandonaron. Los ladrones se llevaron dinero, documentación y elementos de higiene personal.
A LA CAZA DE LOS ASESINOS
Mientras tanto, la fiscal Ana María Medina avanza con la investigación del homicidio de Calderón, con testimonios y el análisis de material de las cámaras de seguridad de los alrededores. Es que en toda la zona circundante al lugar de la emboscada mortal, la esquina de 10 y 63, hay múltiples equipos de registro públicos y privados y se presume que hay imágenes de los responsables del hecho.
En ese material se depositada la mayor esperanza de resolver el caso, pero no quieren adelantar nada. Todo se maneja en el marco de un fuerte hermetismo. Además del equipo de la fiscal, está comprometido el Gabinete de Homicidios de la DDI local y de Medios Tecnológicos, que son los responsables de llevar adelante los rastrillajes y el levantamiento de indicios y elementos de cargo. Ya se cursó una notificación al COM Municipal, en la cual se le requiere que aporte los videos que tenga disponibles respecto del luctuoso episodio.
Todo sucedió cerca de las 05.50 de la mañana del sábado cuando Calderón viajaba hacia su trabajo en la empresa de Servicio de Emergencias Médicas (SIPEM). Pero en el cruce de 10 y 63, a una cuadra y media de llegar a destino, dos motochorros armados lo interceptaron para robarle su moto, que había comprado hacía solo una semana, en cuotas. El enfermero aparentemente se resistió. Y así lo confirmó un colectivero de la Línea 275 que pasaba por la zona.
“Los motochorros eran dos, estaban en una Keeway 150 cc. y estaban forcejeando con la víctima”, explicó el testigo ante las autoridades, que resultó clave en la reconstrucción del incidente. Fue todo muy rápido, y el chofer reconoció que no pudo hacer nada para evitar la tragedia. En medio del forcejeo, Calderón recibió un disparo en el omóplato izquierdo. La detonación se escuchó en toda la cuadra y el sonido acompañó a la fuga de los motochorros que, no conformes con tomar posesión del rodado, se llevaron también la mochila con pertenencias de la víctima.
Calderón vivía en la zona de Tolosa con su esposa y sus tres hijos pequeños. Toda su familia es de Ensenada.