Una mujer de 73 años fue la protagonista involuntaria de otra salvaje entradera en la zona norte de La Plata, que se sumó al rosario de hechos que pone a ese sector entre los más inseguros de la Ciudad.
El nuevo caso sucedió en las últimas horas en 136 entre 416 y 417, de Arturo Segui, en una finca que cuenta con un portón automático que les permite a los dueños no tener que bajarse del auto y reducir de este modo su exposición al delito. Sin embargo, cerca de las 21 del domingo, la jubilada llegó a la propiedad después de cumplir con una serie de compromisos y no advirtió que un auto se acercaba lentamente por la cuadra. La oscuridad de la zona no fue de mucha ayuda.
Cuando realizaba las maniobras necesarias para entrar el coche, un sujeto se le apareció de repente en la ventanilla y le apuntó con un arma para obligarla a bajar del vehículo. Un segundo después se le sumó un compinche, que se encargó de lanzar un ataque tan despiadado como innecesario, teniendo en cuenta que la víctima estaba totalmente reducida en número, fuerza y amenazas: eran dos tipo jóvenes y armados, contra una mujer sola y asustada.
Sin embargo le dieron rienda suelta a toda su fiereza y la sometieron prácticamente a una sesión de torturas. Aunque ella no alcanzó a verlo, todo hace suponer que como sucede en estos casos, un tercer implicado hacía las veces de chofer y se quedó en el coche observando la escena, con el rodado encendido por si surgieran complicaciones.
Luego de los golpes exigieron a la mujer que les abriera la puerta de su casa. Pese a la actitud “colaborativa” de la víctima, los ladrones reforzaron el clima de terror y espanto con amenazas de muerte y mostrando las armas que portaban. Mientras uno la interrogaba sobre el supuesto escondite del dinero, el restante registraba la casa. Sin dudas esperaban encontrar muchísimo más que los 40 mil que pudo entregarles la dueña de la finca, de modo que se envalentonaron y decidieron subir la apuesta.
Frente a sus ojos abrieron cajones y lanzaron su contenido al piso en busca de joyas que pudieran agrandar el botín. Fue así que lograron dar con algunas alhajas. Como nada parecía alcanzarles, también le quitaron su teléfono celular, aunque luego lo descartaron en 139 y 419. "Probablemente se lo llevaron para que no pudiera llamar enseguida al 911 y lo tiraron para que no los rastreáramos", especuló un pesquisa.
ZONA DE RIESGO
También en la zona norte, pero en 21 A entre 443 y 445, de City Bell, una mujer de 66 años se despertó al escuchar unos ruidos en el patio trasero de su casa. Al encender una luz vio que dos sujetos intentaban entrar rompiendo a patadas un postigón de madera, pero por suerte se fueron al detectar movimientos y escuchar los gritos de la propietaria.
Ella llamó enseguida al 911, lo que acercó a un patrullero a la vivienda. Los policías confirmaron que los ladrones llegaron a dañar el postigón, sin lograr el cometido de violentarlo para meterse en la casa. Quedaron filmados. Usaban capuchas, tenían al menos un arma y serían los mismos que días atrás también intentaron vulnerar una puerta en una casa de Villa Castells y salieron corriendo cuando el dueño abrió fuego.