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Tremendo caso en La Plata

Denunció que su ex pareja la golpeó, amenazó y prostituyó a la fuerza durante años

Durante más de tres años, una joven platense vivió atrapada en una pesadilla que recién ahora empieza a salir a la luz. Golpes, amenazas de muerte, aislamiento, sometimiento psicológico extremo y abusos sexuales reiterados forman parte de un relato crudo que la Justicia investiga por estas horas.

La denuncia, presentada en septiembre de este año, expone una historia de violencia sistemática ejercida por un hombre que hoy se encuentra detenido por otras causas, pero que -según la víctima- continuó hostigándola incluso desde prisión. La causa quedó radicada en la UFI N° 3 de La Plata, a cargo del fiscal Gonzalo Petit Bosnic, con intervención del Juzgado de Garantías N° 1, que ya avaló la realización de peritajes clave.

En base al relato, la denunciante tenía 19 años cuando inició una relación con quien sería su victimario. Había terminado el secundario e ingresado a la facultad. En 2018 se mudó a vivir con él, sin imaginar que esa decisión marcaría el comienzo de un calvario.

Al poco tiempo, el vínculo se transformó en un entramado de violencia creciente: primero verbal, luego física y finalmente sexual.  Según consta en la denuncia, el hombre ejercía un control absoluto sobre su vida: la golpeaba, la amenazaba con armas de fuego, le impedía mantener contacto con su familia y la obligaba a entregarle la totalidad de su sueldo, que era “el principal sustento del hogar”.

Cada intento de resistencia terminaba en castigos, expulsiones del domicilio o nuevas agresiones. Con el paso del tiempo y tras quedarse sin ingresos, el acusado comenzó a exigirle que se prostituyera. Frente a la negativa, las amenazas se intensificaron. La joven relató que fue obligada a mantener relaciones sexuales con terceros, siempre bajo coerción, violencia y miedo, mientras su pareja presenciaba los encuentros y cobraba el dinero.

Según fuentes del caso, el sometimiento se habría repetido durante 2018 y 2019. En algunos casos, el hombre organizaba encuentros en hoteles; en otros, la llevaba de madrugada a distintos puntos para ofrecerla sexualmente. La víctima describió una absoluta imposibilidad de escapar.

En el relato incorporado a la causa, la denunciante sostuvo que el acusado llegó incluso a crear perfiles falsos en redes sociales con fotos suyas, sin su consentimiento, para ofrecer servicios sexuales. Desde esas cuentas se contactaba con terceros, organizaba encuentros y fijaba precios, todo a espaldas de la joven,  que se enteraba de las situaciones cuando era forzada a cumplirlas.

Los encuentros, según detalló, se desarrollaban bajo un mismo patrón: tras días de presión psicológica, insultos y amenazas, era obligada a trasladarse a hoteles o a otros puntos previamente acordados. Durante los abusos, el acusado no solo estaba presente, sino que intervenía para “asegurar” que ella cumpliera con lo pactado, incluso cuando la veía llorar o pedir que se detuvieran.

En ese contexto aparece un segundo hombre, mayor, que -según la denuncia- participó de manera reiterada en los abusos, manteniendo relaciones sexuales con la joven a pesar de su negativa expresa, escudándose en el pago realizado al principal acusado.

EL ACUSADO ESTÁ DETENIDO

De acuerdo a lo detallado en la presentación judicial, la víctima describió un nivel de sometimiento que fue mucho más allá de los episodios de violencia física. Según su testimonio, vivía bajo una dominación total: debía informar cada uno de sus movimientos, responder de manera inmediata mensajes, y pedir autorización incluso para ver a sus familiares y vínculos que el acusado buscó cortar de manera sistemática.

Siempre según la denuncia, el hombre dormía con un arma de fuego al alcance de la mano y la utilizaba como mecanismo de intimidación cada vez que ella intentaba resistirse. Las amenazas eran explícitas: advertía que podía matarla a ella o a su familia si no obedecía. Ese temor, explicó la joven, fue lo que durante años le impidió pedir ayuda o contar lo que estaba atravesando.

La situación solo tuvo una pausa parcial durante el embarazo de la joven. Si bien cesaron los golpes, continuaron las presiones y el control. Tras el nacimiento de su hija, el acusado fue detenido por portación ilegal de armas, pero aun desde la cárcel -siempre según la denuncia- siguió organizando encuentros sexuales y enviando amenazas contra ella y su familia.

Fue recién en 2021, tras lograr salir del círculo de violencia y refugiarse en la casa de un familiar, que la joven comenzó a reunir fuerzas para romper el silencio. Aun así, el hostigamiento continuó: mensajes intimidatorios, reclamos de “deudas” y advertencias de represalias si no accedía a volver.

Finalmente, en septiembre de este año, decidió denunciar todo lo vivido. El expediente avanza ahora en sede judicial y ya se dispuso la realización de peritajes en 2026, considerados centrales para la investigación. También se fijaron audiencias y medidas para preservar la integridad de la víctima.

La causa investiga delitos gravísimos y busca determinar responsabilidades penales en una historia marcada por el miedo, el sometimiento y el silencio forzado. Mientras tanto, y afortunadamente, la joven en la actualidad intenta reconstruir su vida y proteger a su pequeña, en un proceso que recién comienza y que ahora está en manos de la Justicia.

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