Como ocurre en todos los casos policiales de fuerte impacto mediático, el del asesinato de la chiquita Kim Gómez, de 7 años, transcurre por dos vías por ahora paralelas. Por un lado, la justicia del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata tomó medidas en relación con la situación procesal de los dos acusados: ordenó la detención del de 17 años, y le aplicó una medida de seguridad al de 14, la más gravosa para una persona que por edad es inimputable.
Mientras tanto, cientos de personas se volcaron ayer a la calle para reclamar -justamente-cambios en la legislación que frenen la impunidad de los menores que cometen delitos graves, justicia por la nena asesinada de la manera más atroz por el robo de un viejo auto y medidas que alivien, por lo menos, la ola de inseguridad que no perdona a nadie en la capital de la Provincia. Caminaron desde Altos de San Lorenzo, sitio donde terminó el dramático incidente, hasta Plaza Moreno. Allí, un pequeño grupo protagonizó graves incidentes contra el palacio municipal.
Retomando la vía judicial, fuentes de tribunales informaron que, por pedido expreso de la fiscal Carmen Ibarra, la jueza María José Lescano hizo lugar al requerimiento e, impulsó el procesamiento para el mayor de los imputados, al que indagarán en la mañana de hoy por ser el único punible. El de 14, como ya se dijo, no podrá ser condenado por el hecho, pero quedará a resguardo por un lapso indeterminado de tiempo en un instituto cerrado. Lo consideran un peligro para sí y para terceros.
La acusación es por el delito de homicidio en ocasión de robo, en los términos del artículo 165 del C.P., que establece una pena en expectativa de entre 10 y 25 años de cárcel. De cualquier modo, por distintos fallos y doctrina aplicable en el país, se entiende que la responsabilidad de los menores que delinquen es atenuada por su real capacidad para entender y comprender la criminalidad de un acto.
Citan el fallo “Maldonado, Daniel Enrique y otro s/ robo agravado por el uso de armas en concurso real con homicidio calificado -causa N° 1174-”, dictado por la Corte Suprema de la Nación en 2005, que buscó compatibilizar el Régimen Penal de la Minoridad con los estándares constitucionales y de derechos humanos, en especial como criterio punitivo para este tipo de situaciones, que es la aplicación de la figura tentada para el delito que se encuentre bajo examen y, la consecuente reducción de pena, de un tercio a la mitad.
También evocan el fallo Mendoza, de la Corte Interamericana de Justicia, que en el año 2013 responsabilizó al Estado argentino por la violación a los derechos de la libertad e integridad personal, consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos, ello en virtud de haber constatado la imposición de penas perpetuas y privativas de la libertad a cinco personas que, al momento de la comisión de los delitos, eran menores de edad.
Así, el máximo de pena que se le puede aplicar a un joven punible sería de 15 años de prisión, aunque hay excepciones, como pasó con el chico de Melchor Romero llevado a debate por matar a tres familiares en 2020 y que recibió una sanción de 29 años de cárcel, al margen de que después se nulificó la resolución por entenderse que el imputado no estaba en condiciones psíquicas de estar en juicio.
POCOS AÑOS, MÁS DE UN DELITO
Respecto de los antecedentes, mientras el de 14 años no registra entradas a ninguna dependencia policial, el de 17, sí y uno muy reciente. El evento, una tentativa de robo automotor, ocurrió el 1° febrero y le valió un registro en la seccional novena de La Plata. A causa de su edad, cumple la mayoría de edad en diciembre venidero, fue liberado por decisión de la fiscal de Menores 1, Sabrina Cladera.
Aquel día, el delincuente y otros tres adolescentes de 16, 15 y 14 interceptaron a una chica de 20 años en 61 entre 14 y 15, donde la despojaron de su Ford Ka de color blanco. Según denunció ella, los ladrones estaban armados y la obligaron a bajarse del coche.
Más adelante, efectivos del Comando de Patrulla La Plata, en 29 y 86, otra vez en Altos de San Lorenzo, observaron el vehículo con varios ocupantes en su interior, quienes al notar la presencia policial, aceleraron. Los policías hicieron sonar sirenas para que se detengan. El conductor, por el contrario, continuó la fuga, por lo que se inició una breve persecución hasta que lograron atraparlos en 152 y 84, dentro de la Megatoma de Los Hornos.
Por su parte, de julio de 2024 cuenta con un antecedente por abuso sexual en trámite ante la Fiscalía del Joven Nº 2, agregó un vocero judicial.
El martes a la noche fueron el padre y un tío quienes lo entregaron a la Policía, luego de un llamado de la abuela del joven, ya que se había presentado en su domicilio al grito de “me mandé una cagada”. Hablaba, sin decirlo, del aberrante asesinato de una nena de 7 años.
Su padre es ferretero y ayer salió a pedirle disculpas a la familia de Kim Gómez por lo que había hecho su hijo. Su hermana, también trabajadora, se quebró en cámara y pidió perdón por algo que, claramente, ni ella ni su padre hicieron.
“Con mi papá lo tratamos de ayudar hace tiempo. Solo le podemos pedir perdón a la familia. Sentimos mucho dolor por lo que hizo”, se sinceró. Y puso sobre la mesa la escalofriante confesión. ¿Por qué lo hizo? “Me dijo que robó el auto porque necesitaba plata”, remarcó.
AUTOPSIA Y MECÁNICA DEL HORROR
El informe forense, por último, confirmó que la muerte de la menor se produjo por heridas de arrastre, traumatismos múltiples, excoriaciones y ablaciones, al quedar enganchada debajo del coche que le robaron a su madre en 25 y 74 y con el cual circularon por 15 cuadras antes de estrellarse y caer en una zanja en 28 y 84.
Por dichos de un testigo, ambos delincuentes habrían subido al auto (de dos puertas) por el lado del conductor, después de sacar por la fuerza a la madre de Kim. La chiquita, según esta secuencia, estaba en el asiento del acompañante. Uno de los menores (sería el de 14) la arrojó por la ventanilla del vehículo y quedó enganchada con el cinturón de seguridad, mientras el de 17 se ponía al volante. De ser así, es imposible que alguno de los dos no haya advertido lo que estaba pasando con la víctima.