Hace casi dos décadas, el hombre de un policía cordobés estremeció a todo el país. Pasó el el 26 de marzo de 2007, cuando Facundo Novillo Cancinos, un niño de 6 años, murió acribillado durante un asalto disfrazado de operativo narco en Colonia Lola, provincia de Salta.
Estaba sentado en un Renault junto a su mamá, cuando lo alcanzó una bala de FAL disparada por Horacio Grasso, vestido de policía pese a estar cesanteado, en medio de un intento de robo a una familia vinculada al narcotráfico. Iba acompañado por un militar, que aportó el arma, y otro cómplice. Fingían un operativo pero era un asalto. Facundo no tuvo ninguna chance. Grasso, si.
En 2009 lo condenaron a 27 años de cárcel. Diez años después, un juez de Río Cuarto le concedió la prisión domiciliaria por supuestos problemas de salud: diabetes, arritmia y artrosis. La madre del condenado se hizo responsable, por lo que volvió a Córdoba capital para vivir junto a ella. Poco d, hasta que la agredió violentamente. Fue internado en un psiquiátrico, luego devuelto a la cárcel y, en 2021, otra vez le dieron domiciliaria. Esta vez, en un departamento familiar ubicado en la calle Buenos Airesal 300, en el centro cordobés.
Ahí vivió durante cuatro años bajo vigilancia del Patronato del Liberado y el Centro de Control de Personas con Tobilleras Electrónicas, pero ciertamente ni la vigilancia ni el control fueron muy efectivos: logró ocultar un cadáver adentro del placard.
Los vecinos ya habían denunciado olores insoportables, ruidos extraños, perros desnutridos, pero nadie hizo nada, hasta que el 3 de julio, un juez revocó la domiciliaria y lo envió de nuevo a Bouwer. Al día siguiente, su hermano Jorge Javier ingresó al departamento con obreros, que fueron quienes descubrieron en el placard un cuerpo en avanzado estado de descomposición, tapado con cemento, maniatado, que aún no fue identificado.
Pero esta tremenda historia sumó por estas horas un nuevo capítulo: el hermano Jorge fue filmado por vecinos del edificio mientras los espiaba a través de las cerraduras.
En las imágenes se ve cómo el hombre se acerca a la puerta de uno de sus vecinos del edificio ubicado sobre la avenida Colón al 600 y trata de mirar lo hay en el interior del departamento, a solo centímetros de distancia.
El presunto espionaje se llevó a cabo en un edificio distinto al lugar en el que fue encontrado el cuerpo el fin de semana pasado, aunque no deja de llamar la atención la conducta que mantuvo Grasso, de acuerdo con lo que se observa en la filmación.
“Vivía en el noveno piso y se llevaba pésimo con todos. Atormentaba a los vecinos, maltrataba a las chicas que limpiaban y a los de administración”, relató un vecino del complejo, en diálogo con El Doce.
EL CADÁVER
La estructura se hallaba en una habitación oculta detrás de una puerta tapiada con listones de madera. Al derribarla, los obreros detectaron un olor nauseabundo que los llevó a revisar el mueble. Al abrirlo, encontraron el cuerpo envuelto en mantas, atado con cables y en posición sentada.
Los primeros estudios forenses indican que el cuerpo presenta un nivel avanzado de descomposición, lo que impide identificar con certeza el sexo o la edad de la persona fallecida. Sin embargo, los investigadores manejan la hipótesis de que se trataría de una mujer.
Esta presunción se debe a un análisis inicial de la mandíbula, la morfología del esqueleto y por cabellos hallados, además de algunas ropas. Según informó La Voz, el cadáver no tenía ropa interior.
Creen los peritos que podría llevar al menos dos años oculto en ese placard, aunque esa estimación deberá ser corroborada mediante estudios tanatológicos y cotejos con denuncias de personas desaparecidas en ese período. No se encontraron documentos, objetos personales ni señales visibles que permitieran identificar rápidamente a la víctima.
En el momento del hallazgo, Horacio no se encontraba en el departamento: había sido trasladado días antes al penal de Bouwer por incumplir las condiciones de su prisión domiciliaria, que cumplía con tobillera electrónica. Hasta el momento no fue imputado en esta nueva causa, aunque su situación procesal está bajo análisis.
La fiscalía a cargo de la investigación —de Instrucción de Distrito N° 1, subrogada por Florencia Espósito— indagará si Grasso conocía la existencia del cuerpo en su domicilio o si participó, directa o indirectamente, en su ocultamiento.
Un dato relevante para los investigadores es que los trabajos de remodelación del departamento habían sido encargados por Jorge Grasso. Fue el encargado de la obra, quien informó a la policía que había sido contratado por él para llevar a cabo reformas en la vivienda.
Las sospechas, además, se centran en sí el crimen fue cometido por el ex policía, o si el cuerpo fue llevado al lugar posteriormente con su conocimiento o complicidad.