La noticia que nadie esperaba. Mientras todo el país se declaraba horrorizado por el rapto y violación de una joven en City Bell y reclamaba la urgente detención del responsable, resultó una sorpresa que el sujeto en cuestión fuera un policía en actividad.
Se trata de Jonathan Andrés Peralta, de 32 años, quien se domicilia en una vivienda de la localidad de Ingeniero Allan, partido de Florencio Varela y habría hecho un seguimiento de su víctima, de 25 años, hasta encontrar el momento justo para interceptarla. Fue el miércoles pasado, después de que ella terminó de trabajar en el centro de City Bell. La redujo apenas subió a su auto.
Los pesquisas de la DDI La Plata identificaron al acusado por filmaciones y fueron a buscarlo a su casa.
Con una guardia encubierta, esperaron a que saliera, le hicieron un breve acompañamiento y lo capturaron en la colectora de ruta 2. Le secuestraron su arma reglamentaria -una pistola 9mm Bersa BP9CC con municiones-; el Nissan March blanco que conducía, sin dominio colocado y con pedido de
secuestro activo por “Robo Automotor”; una chapa patente apócrifa y documentación. Tambiénsu teléfono celular, que será clave para un análisis de contenido, posicionamiento geográfico y cruces telefónicos.

Según fuentes oficiales, Peralta tenía destino en la Vial Autopista y ahora permanece en un calabozo de la Dirección Departamental de Investigaciones, a la espera de que definan su situación procesal. El fiscal Álvaro Garganta lo indagó este lunes por "robo calificado de automotor, abuso sexual y privación ilegal de la libertad".
Por el momento, el coche rojo de la víctima no fue encontrado y tampoco su teléfono celular. El delincuente fue quien siempre quedó al volante con la chica en estado de shock. Si bien en algunos tramos del recorrido ella pensó en escapar, entre el arma y las advertencias la mantuvieron a raya.
Cuando finalmente llegaron a tomar el Camino General Belgrano, la joven le pidió que la dejara bajar, que se llevara el auto, pero el autor del ataque no aceptó. En ese instante, pareció estar en la disyuntiva sobre si tomar hacia Arturo Seguí o el Parque Pereyra Iraola, destino este último que fue el escogido.
El ingreso al predio se hizo desde camino Belgrano y la calle 403 y ahí, de acuerdo a los informantes, le hizo apagar su celular para evitar un rastreo por el sistema GPS. Una vez que estacionó el automóvil, luego de un trayecto de unos 30 minutos, le hizo reclinar el asiento y él también lo reclinó.
Ahí, siempre en base a los dichos de la joven, empezó una charla y la confesión de que no pensaba matarla, que la iba a dejar en el arco de Villa Elisa o en algún punto cercano. Demás está decir que el nivel de nerviosismo se encontraba en un punto crítico, más cuando el delincuente mencionó que lo iban a pasar a buscar para sacarlo presuntamente del país.
Aclaró la chica que siempre le pidió que no lo mirara, aunque habló mucho de sí mismo, o un relato que inventó para la ocasión. Una persona con acceso a la causa refirió lo que le dijo, palabra más palabra menos: “Soy huérfano, pobre, robo porque no tengo para comer. Llegué a estudiar maestro de mayor de obra, tecnicatura en higiene y algo más de seguridad”.
El pesquisa también refirió a un interrogatorio para conocer detalles de la vida de quien tenía a su lado.
“Le preguntó por los padres, a qué se dedicaban, pero hizo mayor hincapié en el padre y a toda costa quería saber qué auto tenía y cuánto estaba dispuesto a pagar por su rescate”.