En el límite entre El Peligro y Arturo Seguí, una zona rural casi inexpugnable en el sector noroeste de La Plata, se registró la peor de las tragedias: un nene de dos años murió, presuntamente atacado por tres perros de la raza pitbull.
El potencial aplica mientras se aguarda la confirmación pericial, porque será la autopsia la que pueda echar luz sobre las dudas que todavía rodean al caso. Los investigadores aguardan el informe forense para determinar que la escena encontrada se vincula con la hipótesis planteada desde el primer minuto. Claro que antes hubo un descuido o una desatención humana, que hace mucho ruido.
Al margen de las expresiones de dolor e impotencia que cosechó el drama, las redes sociales expusieron la bronca que generaron dos cuestiones con una conexión inescindible: la pérdida del menor de la esfera de custodia de quienes estaban a su cargo y la aparición de un grupo de animales domésticos, aunque con posibles conductas salvajes.
Fue una sucesión de causas, que se concatenaron para un drama que ahora golpea a una familia de quinteros y conmueve a todos los platenses.
Como se viene informando, todo pasó el domingo en la zona de las calles 186 y 492. Y cuando referimos a la vastedad del terreno, hablamos de las notorias dificultades que a veces representa la geografía local para hacerle frente a una emergencia de estas características.
Es que hubo varios llamados e intentos de localización de algún referente, pero sin éxito. Hasta que recibieron una nueva comunicación y una indicación exacta de cómo poder acceder al lugar.
El nene de 2 años vestía un pantalón de color blanco y un buzo rojo. Esas resultaron las indicaciones de búsqueda, que arrancó aproximadamente a las seis de la tarde, cuando los padres regresaron de realizar una carga de verduras en un camión y se enteraron de su ausencia. Después de que arribaron los primeros policías, en los primeros rastrillajes participaron unas treinta personas, entre familiares y vecinos, convocados mediante alertas de whatsapp. La desesperación era evidente.
Al nene lo habían visto pasar junto a su perro Rottweiler. Dicen que nunca lo dejaba solo, pero tal vez ante la cercanía del trío de Pitbulls y, un posible enfrentamiento, se produjo una brecha, que ya no se pudo cerrar. En función de ese dato, a la luz de celulares y algunas pocas linternas, continuaron con un barrido del terreno desde el sector de quintas hacia la cantera, esto en dirección a Villa Elisa, aunque no encontraron rastro alguno.
Después recorrieron los perímetros de las viviendas del lugar en sentido a la ruta 36. Y fue ahí que apareció un serpenteante camino detrás de unos invernáculos, a unos 300 metros de lo que sería el cruce imaginario de las calles 431 y 182, donde no pasó desapercibido un pañal con manchas hemáticas.
El desenlace resultó casi inmediato, ya que al llegar a una plantación de berenjenas observaron dos botas de niño de color celeste, una al lado de la otra, y a pocos metros el cuerpo tendido en posición decúbito dorsal, con lesiones en su cuerpo y el cuero cabelludo levantado. Eran marcas compatibles con mordeduras de perros.
Con la presencia del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta y, las máximas autoridades de la fuerza, quedó entonces la tarea más difícil de afrontar: anunciarle a la familia la peor de las noticias. La muerte de Valentino. Fue un instante desgarrador, donde todo el mundo se quebró en llanto. Ahí también se conoció la imputación preventiva sobre los dueños de los animales, que fueron puestos a resguardo para distintos análisis.
Los perros que tenían los quinteros ahora imputados son cuatro, pero uno no es de la raza pitbull. De cualquier modo, también será sometido a peritajes.
CRUCES ENTRE LOS VECINOS Y LA FAMILIA
La tía de Valentino barajó la hipótesis de que alguna persona pudo haber movido el cuerpo mientras se realizaba la búsqueda. “Está trabajando Policía Científica, podría ser una hipótesis”, dijo, y agregó: “Con el vecino no tenemos ningún problema, pero se victimizó cuando nos dijo que mi hermana dejaba 'sueltos' a los hijos”.
“Se están diciendo mentiras, mi hermana no dejaba a los nenes solos, los perros siempre mordían, atacaban a animales y a personas, eran pitbull”, refirió la mujer.
En tanto, Pedro, dueño de los animales, que quedó imputado junto a su mujer Paulina, expresó: “Nosotros no estábamos acá. 17.30 salí yo, había ido a comprar pizza para mi hijo y cuando estaba volviendo por la ruta me llamaron diciendo que Valentino estaba perdido y vinimos rápido para buscarlo”.
“Nunca pasó una cosa así, los perros sabían salir pero la gente nunca me dijo que los quisieran morder. Ladraban pero no mordían”, concluyó conmovido.