Otro asalto de "viudas negras" ocurrió en La Plata, pocas horas después de que un hombre de 49 años fue desvalijado por una banda que se coló en su coqueto departamento del Centro de "la mano" de una jovencita que lo sedó mientras cenaban. La dinámica de este nuevo atraco fue casi idéntica.
También ocurrió en el centro, con un hombre de 48 años convertido en la víctima de una chica que dijo tener 20. Igual que en la historia anterior, se conocieron por la app de citas Tinder y, por los datos que se tienen hasta el momento, se trataría de la misma persona y sus compinches.
Los investigadores fundamentan este sospecha en el hecho de que se repitió el mismo patrón de acciones. De hecho, el punto de encuentro fue el mismo: la mítica esquina San Juan y Boedo, en CABA. Todo comenzó hace 10 días, cuando ‘matchearon’ en Tinder. Él se presentó como un hombre de 48 años y ella dijo llamarse Emilce.
Durante varios días mantuvieron un diálogo fluido a través de la app de citas. Pero 48 horas antes del golpe la charla continuó en WhatsApp, ya que la joven como gesto de “confianza” había decidido darle su número. Envalentonado por aquel avance, el hombre decidió ir por más y la invitó a su casa en La Plata. Ella le había contado que vivía junto a sus padres en Capital Federal, de modo que le propuso pasar a buscarla por su casa.
La chica aceptó, pero con una condición: el encuentro no se daría en la puerta de su domicilio sino en un sector cercano: en la esquina de San Juan y Boedo.
El miércoles por la noche, al llegar al lugar se encontró con la chica de la foto: una joven de aproximadamente 1.50 cm de altura, con cabello largo y flequillo negro, y contextura delgada. Hasta ese momento, nada le pareció raro al damnificado.
Ni siquiera le hizo ruido que un par de días antes había estallado la noticia de un robo bajo la modalidad de viuda negra, a pocas cuadras de su casa y con un desarrollo de guión casi idéntico. Obnubilado por su reciente conquista, el hombre tomó autopista y se dirigió raudamente a su domicilio, en la zona de 4 y 44, en La Plata.
Después de tomar un vaso del aperitivo, el hombre fue hasta la cocina para preparar una picada. Todo apunta a que en ese interín la joven ejecutó la segunda fase del plan: intoxicarlo con un somnífero. Según expuso ante las autoridades, de un momento a otro “se sintió mareado”. Después de eso, se fue a negro: “No recuerda nada más”, confirmaron fuentes oficiales.
Al día siguiente, cuando despertó, no sólo seguía mareado y aturdido, sino que además estaba confundido. Es que debido a la cantidad de objetos de valor que le robaron, al hombre le costó trabajo darse cuenta de que estaba en su habitación. Obviamente, Emilce no estaba. Lo que sí quedó fue un tremendo desorden en su casa que en el interior de su domicilio estaba “todo dado vuelta y desordenado”.
El primer “gran” faltante que descubrió fue el del recipiente con 55 mil dólares que guardaba en un ropero. Luego se dio cuenta de que le habían sacado las llaves de su auto y su moto. Fue así que, desesperado, salió de su casa y confirmó que el desastre había sido total: los rodados también habían pasado a formar parte del botín.
Si bien aún no se han analizado las cámaras de seguridad de la zona, todo apunta a que debió haber contado con apoyo para trasladar y cargar el botín. Igual que en el caso de 10 y 42.
