El Tribunal de Casación bonaerense anuló el juicio que condenó a un joven a 29 años de prisión por matar su madre, su padrastro y su sobrina en la localidad platense de Melchor Romero.
Consideró la sentencia mal fundada y “arbitraria” y dispuso que los peritos estudien al imputado –que tenía 17 años en el momento de la masacre– para determinar si pudo comprender la criminalidad de los actos y si ahora es capaz de enfrentar un nuevo proceso. En definitiva, que el tribunal resuelva si Exequiel S. es o no penalmente imputable.
Así lo resolvieron Víctor Violini y Ricardo Borinsky, integrantes de la Sala III, quienes ordenaron la realización de un nuevo juicio para el joven, que había sido condenado por el Tribunal Oral del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de La Plata por el “triple homicidio calificado” de su madre, Graciela Holsbak, de 54 años; su padrastro, Raúl Bravo, también de 54, y de su sobrina Alma, de 5.
Consideraron que el tribunal de menores no había justificado “debidamente” la sentencia, a la que calificaron de “arbitraria”. Y se declararon convencidos de que el acusado “es incapaz de comprender la criminalidad de sus acciones y no podía dirigirlas al momento del hecho”.
Así, hicieron lugar al pedido de los defensores oficiales y solicitaron que la causa regrese al tribunal y que los peritos vuelvan a evaluar al acusado, para que luego emitan un dictamen en el que comuniquen si el imputado se encuentra o no apto para enfrentar un nuevo juicio por el triple crimen.
“Según los informes de los psicólogos, mi asistido no comprende la criminalidad de los actos y tiene delirios persecutorios”, argumentó uno de los abogados que representan al joven, quien permanece alojado en el Centro de Menores de Azul tras ser condenado el 15 de julio de 2022 por los jueces Juan Carlos Estrada, Viviana Balsangia y Martín Giorgis Blanco.
En la sentencia de debate, que se desarrolló a puertas cerradas, se dispuso que se garantice que el joven realice tratamientos psicológicos y psiquiátricos.
UNA ESCENA MACABRA
El triple crimen ocurrió el 1° de enero de 2020, en una casa situada en la calle 523 entre 164 y 165, de Melchor Romero, donde fueron hallados los cuerpos de Raúl y Graciela, con una docena de heridas de arma blanca cada uno. En tanto, Alma fue degollada y luego descuartizada a la altura de las rodillas.
Los restos de la pequeña estaban dentro de una bolsa de consorcio colocada en la cocina, mientras que el hombre había recibido una herida mortal a la altura del corazón y la mujer en el abdomen.
Según lo determinó la autopsia, tanto el hombre como la mujer estaban despiertos al momento de ser asesinados, ya que quisieron defenderse del ataque y sus manos resultaron heridas por el cuchillo que el asesino usó “como un látigo”.
En la vivienda no estaba el imputado, que por entonces tenía 17 años y había cenado con una de sus hermanas en otra casa y luego se había retirado, supuestamente para volver a la vivienda en la que vivía con su madre y su padrastro.
La Policía desplegó un amplio rastrillaje para dar con el adolescente y, finalmente, cinco días después del triple crimen, el sospechoso llegó solo y por sus propios medios hasta el Destacamento Vial de Samborombón, a la vera de la Autovía 2, para pedir un vaso de agua.
“Estoy yendo caminando a Mar del Plata”, les dijo a los policías. Los efectivos que lo atendieron lo reconocieron inmediatamente por las fotos difundidas para su búsqueda y lo detuvieron, para trasladarlo de inmediato a La Plata, donde quedó alojado en un instituto de menores.
“Yo no fui, tía Norma, no tengo nada que ver. ¿Cómo voy a hacer eso?”, le dijo un adolescente a su tía tras haber sido detenido. “Estoy triste, quiero que se aclare todo, que sea un juicio justo, que se sepa la verdad, yo no puedo creer que él haya matado a su madre, y no me cierra que esos crímenes lo haya cometido una sola persona”, contó en esa ocasión Norma Holsbak, tía del acusado, tras conocer la decisión judicial.