Por orden judicial hubo hoy un nuevo allanamiento en la casa de Fernando Sabag Montiel, en el partido bonaerense de San Martín, por las fotos en las que posó con el arma que usó en el ataque a la vicepresidente Cristina Kirchner. Lo primero que detectaron los investigadores fue que el lugar estaba lleno de basura.
El registro ordenado por la jueza federal María Eugenia Capuchetti se realizó en la calle Uriburu al 700, en el monoambiente que compartían el acusado y su novia Brenda Uliarte, porque fue el escenario donde se tomaron las fotos que los complican todavía más con el caso. Casi en simultáneo, se supo que ambos quedaron imputados por la tentativa de homicidio.
Algo que lo complica seriamente a Sabag Montiel es que de la memoria externa de su teléfono celular lograron rescatar la foto del arma Bersa calibre 32 usada en el ataque, datada el 21 de agosto del año pasado. Dicho de otro modo, esto confirma que la tenía desde entonces y podría probar la premeditación y, eventualmente, la alevosía.
Sabag Montiel, que sigue preso, no recibió hasta ahora la visita de familiares o amigos y sigue vestido con la misma ropa que tenía en el momento del hecho, la noche del jueves pasado, cuando fue apresado por militantes que rodeaban a Cristina Kirchner. Tiene un ojo morado, porque le pegaron una trompada cuando lo detuvieron al tratar de huir del lugar.
Otra línea que se investiga es la actuación de los custodios de la vicepresidente, para lo cual se ordenaron investigar las comunicaciones de los integrantes de ese grupo para descartar contactos con los sospechosos o su grupo de amigos, mediáticamente bautizados como "los copitos". Sobre estos jóvenes no hay sospechas firmes, pero la justicia los mira con mucha atención.
Es que se cree que tanto Brenda como su novia hicieron inteligencia en los alrededores de la casa de Cristina Fernández en los días previos al intento de homicidio. ¿El puesto de los copitos sirvió de tapadera? ¿Y la custodia no sospechó?
