En un hecho que deja en evidencia la escalofriante ola de inseguridad que acecha a la Zona Norte, una mujer de 58 años fue víctima de un violento robo en su hogar, ubicado en 3 bis entre 512 y 513, en la localidad de Ringuelet.
Este episodio no hizo otra cosa que mantener en vilo a quienes residen en el sector y deben sufrir las consecuencias de una creciente ola de delitos, que se caracterizan por su inusitada violencia.
Se trata de una realidad que afecta a todos los barrios, lo que provoca una sensación de impotencia y dolor.
Según trascendió, a las 08:30 horas del pasado miércoles, mientras una mujer de 58 años se encontraba en la intimidad de su habitación, la tranquilidad de la mañana se vio abruptamente interrumpida por la aparición de un ladrón.
El intruso, un hombre con prendas oscuras de tipo jogging, rostro cubierto con un pasamontañas y guantes de cocina, entró en la vivienda portando una cuchilla de carnicero, un detalle que subraya la naturaleza violenta y deshumanizada de este episodio delictivo.
“Si gritás, te corto toda”, le advirtió con voz amenazante, antes de exigirle dinero y proceder a apoderarse del teléfono celular que había adquirido hacía pocos días.
Tan nuevo era el Motorola de color negro que ni siquiera había tenido tiempo para comprarle la funda ni el vidrio templado.
La escena, que podría parecer sacada de un guión de película de terror, fue aún más estremecedora cuando el ladrón obligó a la víctima a levantarse de la cama para cumplir su voluntad.
Así, la víctima se vio forzada a acompañar al intruso a otras habitaciones, donde continuó con su recorrida, siempre apuntando la cuchilla hacia su abdomen, un acto que denota una total falta de humanidad.
En la búsqueda frenética de objetos de valor, convirtió la habitación en un caos, dejando tras de sí un rastro de desorden y miedo.
Así se terminó apoderando de un alhajero oscuro repleto de joyas de gran valor simbólico, así como la billetera de la víctima, que contenía aproximadamente diez mil pesos argentinos. Pero el robo no culminó ahí.
Con frialdad, le pidió la llave de la casa y, tras abrir la puerta de acceso, desechó los guantes que utilizaba para llevar a cabo el atraco y se dio a la fuga.
Los investigadores ya están analizando cuadro por cuadro las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona con la esperanza de identificar al responsable de este ataque.
Sin embargo, el eco de este violento robo resuena más allá de una simple estadística; el hecho viene a abonar el estado de preocupación y desasosiego que cada día crece más y más en prácticamente toda la geografía platense.