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Nueva modalidad en La Plata

"Papischorros": usan a sus hijos pequeños para distraer y robar

Con una puesta en escena digna de una novela policial, una mujer usó a sus propios hijos como cebo para arrastrar a un taxista hacia una emboscada delictiva. Ese mismo día, pero horas más tarde y en pleno centro, un joven fue atracado por una pareja que empujaba un carrito de bebé. ¿Nace una nueva modalidad en La Plata?

El primer caso sucedió a las 00:20 del viernes, cuando la víctima, un taxista al volante de un Fiat Cronos, recibió un pedido de viaje en la parada de taxis ubicada en 12 y 57. Subieron al vehículo  una mujer con dos niños: una nena de aproximadamente seis años y un bebé de menos de un año, detallaron fuentes oficiales. El chofer, claro, no sospechó.

El destino: 157 y 55. Sin embargo, en el camino, con aparente normalidad, la pasajera pidió hacer una breve parada en el cajero del Banco Provincia en 137 y 66. Nada hacía presagiar lo que vendría. La mujer descendió con el bebé en brazos y dejó a la nena en el taxi, una estrategia que terminó por relajar la vigilancia del conductor. Confiado, esperó pacientemente durante cinco minutos en la silenciosa penumbra de la madrugada, hasta que la mujer reapareció junto a un hombre de presencia intimidante que caminaba con seguridad hacia el vehículo.

Con fingida cortesía, preguntó primero el costo del viaje, para luego sacar de entre sus ropas un cuchillo de hoja larga y afilada y exigirle al taxista que entregara la recaudación. La mujer, sin mostrar el más mínimo asomo de nerviosismo, bajó a la niña del auto.

Después de eso el chofer aceleró, logrando huir con el vehículo en marcha. Pero el golpe ya estaba dado. Junto a su billetera, ahora en manos de los delincuentes, se esfumaron alrededor de 30.000
pesos argentinos.

No es la primera vez que sucede un golpe de este tipo. Hace menos de un mes, una pareja tomó un taxi en 62 entre 150 y 151 y luego de dar algunas vueltas asaltó al taxista. La pareja tenía en ese momento a cargo a una nena de 2 años. A este hecho se debe sumar el reciente asalto cometido contra un chofer de 58 años en 149 y 36.

CON UN COCHECITO

El otro caso sucedió a las 6:45 del viernes, cuando un joven que caminaba por 5 y diagonal 73 fue atacado por un hombre de contextura delgada, con ropas gastadas y un gorro que ocultaba parte de su rostro. Sin darle tiempo a reaccionar,  empujó a la víctima con violencia, haciéndola trastabillar.

“Dame todo”, exigió mientras su mano se deslizaba hasta la altura de su cintura, realizando un ademán amenazante, como si ocultara un arma. El joven entregó al ladrón su mochila, perdiendo con ella su billetera con dinero, documentación, tarjetas y un juego de llaves. No conforme con eso, el delincuente deslizó su mano hasta el bolsillo del joven y le extrajo el celular.

Lo más perturbador de la escena fue la presencia de una mujer en la esquina. Permanecía inmóvil, como si fuera parte del decorado urbano pero su mirada apuntando a la escena del robo sin duda denotaba una relación con el hampón.  No estaba sola: junto a ella, un cochecito de bebé de porte grande y aspecto desgastado descansaba sobre el asfalto, con las ruedas torcidas y una capota raída que ocultaba su interior.

¿Había un niño dentro? ¿O solo era un cebo, una artimaña diseñada para generar confianza y desviar la atención durante la huida? La pareja se esfumó entre otra gente que a esa hora comenzaba a colmar las calles.

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