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Por la inseguridad en La Plata, hasta un templo religioso quedó "a la buena de Dios"

Una parroquia de Villa Elvira pasó a conformar en las últimas horas la larga lista de blancos de una modalidad que desde hace varios años se encuentra instalada en la Ciudad: los escruches.

En esta oportunidad, el epicentro del ataque resultó ser la parroquia emplazada en la intersección de las calles 5 y 84. Se estima que el golpe fue dado durante un espacio de casi seis horas, en las que el encargado del lugar se retiró a realizar una serie de trámites.

Tal como lo especifica la definición de escruche, robo en ausencia de los ocupantes, la banda de ladrones aprovechó esta situación para terminar irrumpiendo por la fuerza en el templo católico con el objetivo de apoderarse de distintas pertenencias.

En base a los indicios hallados en la escena, se sabe que para acceder al edificio los delincuentes desprendieron una reja y luego rompieron uno de los vidrios de la sala en la que se dicta catequesis.

Una vez que lograron hacer el espacio suficiente para que pudiera pasar una persona delgada, se colaron en el recinto para comenzar a hurgar en cada rincón de este espacio sagrado, donde cargaron cada objeto de valor y asequible que fueron encontrando.

El religioso jamás imaginó que al retornar de cumplir con una serie de obligaciones iba a tener que enfrentarse a un panorama tan desolador.

Según trascendió, el lugar había quedado en orden y consagrado para impartir clases de religión. Pero cuando el encargado ingresó, se encontró con "un verdadero infierno".

Si bien todo apunta a que se trató de un robo al voleo, todas las acciones llevadas a cabo en el lugar demuestran que se actuó con muy poca improvisación.

Se tiene certeza que los -por ahora- desconocidos llegaron al lugar con herramientas que les permitieron arrancar de cuajo la reja y al menos 16 hojas de ventanas con sus respectivos vidrios.

De todos modos, pese al desconcierto y el mazazo de las pérdidas materiales, el religioso se abocó a la tarea de evaluar los perjuicios. Al inventariar los objetos de valor, detectó faltantes de toda índole: dos desmalezadoras, una máquina de cortar pasto, una puerta, un freezer, cuatro carpas, un inodoro, 4 bolsas de cemento, un carro para transportar mercadería, paquetes de alimentos, un anafe eléctrico, 2 hachas, una sierra, una carretilla, dos palas, un trompito de construcción, un inflable con su motor incluido, 4 computadoras, seis calefactores a gas y un televisor de 29 pulgadas, que abandonaron en el camino.

A este perjuicio se debe sumar el presupuesto con el que deberá contar esta parroquia para poder llevar adelante los trabajos de reparación por el desprendimiento de la reja y la reposición de las ventanas.

A diferencia de otros casos en los que los ladrones profanan lo sagrado y, se llevan hasta los elementos de la liturgia católica, como cruces o cálices, el religioso confirmó que no cargaron ningún objeto inherente a la labor de evangelización que se desarrolla en este lugar.

En base al botín que se llevaron los ladrones, los investigadores casi da por descontado que actuaron al menos dos sujetos y que se retiraron del lugar en un “rodado”. Y cuando se habla de “rodado” se incluye todo el espectro de transportes provistos de ruedas. No se trata de un dato menor.

Concretamente, quienes analizan el caso sospechan que los responsables del atraco a la “casa de Dios” pudieron haber sido dos recicladores que fueron vistos por varios testigos durante la mañana, merodeando la zona.

“Aparentemente se trataría de unos sujetos que le venían robando a la iglesia desde hace un largo tiempo. Así lo dicen los vecinos de la zona, que los han visto en varias ocasiones saltar al predio y salir con objetos de valor como chapas o comida”, dijo una fuente policial. De ahí que se sospeche que se trató de un golpe planificado.

Con el objetivo de darle más robustez a esta hipótesis, la Policía realizó una recopilación de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona. Además, en horas de la tarde, los peritos se acercaron al lugar para intentar recabar elementos de prueba, que ayuden a la identificación de los autores.

Con el objetivo de “no entorpecer la investigación”, una fuente consultada evitó precisar si en la escena pudieron levantar marcas dactilares de alguno de los delincuentes, aunque confirmó que al menos dos huellas de calzado quedaron impresas en las inmediaciones de la iglesia y “restos de polenta”.

“Al parecer se les abrió un paquete de comida y fueron dejando, sin querer, un rastro de la dirección a la que se dirigieron”, explicó una fuente sobre una de las pistas que podría conducirlos en las próximas horas a dar con los sospechosos.

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