Un negocio de City Bell fue asaltado este domingo con una modalidad "de manual": dos hombres que llegan en moto, uno entra en el local con el arma en la mano y el otro lo espera en la puerta con el motor en marcha, para escapar raudamente con la plata antes de que llegue el primer patrullero.
La ola de delitos que golpea a los comerciante de esa zona tuvo por estas horas otras derivaciones: las empleadas de un negocio cercano a la farmacia decidieron renunciar, hartas de trabajar con miedo, informó la responsable del local.
El último episodio ocurrió en una farmacia ubicada en Camino General Belgrano y 467, alrededor de las 12 del mediodía del domingo. Promediando esa hora, una moto que trasladaba a dos delincuentes frenó en la puerta del local donde había varias personas. Uno de los motochorros ingresó en el local con un “cuellito y una gorra” que le tapaban el rostro.
El arma de fuego con la que apuntó a todos los presentes puso al ladrón en control de la escena, situación que reforzó con brutales amenazas de muerte para exigir que le dieran la plata de la recaudación. Poco les importó a los delincuentes la fuerte circulación de vehículos que se podía ver en ese momento por la avenida ni la posibilidad de que pudieran estar siendo filmados.
Los empleados tardaron algunos segundos en reaccionar a las demandas del asaltante, por lo cual éste decidió pasar a la acción saltando el mostrador “con una agilidad y destreza sorprendentes propias de un muchacho”.
Apuntando al rostro de los empleados, el sujeto se dirigió a la caja y extrajo todos los billetes que había. Luego, volvió a saltar el mostrador y cuando parecía que la pesadilla terminaba, el intruso le quitó los celulares y las billeteras a tres clientes que se encontraban en el local . Nadie se resistió.
Quizás por eso el delincuente accedió al pedido de una víctima, quien reclamó: “¿Me podés dejar los DNI por favor? Está el mío y los de mis nenes. El resto llevalo”. El sujeto abrió la cartera, le entregó los documentos a la mujer, y se retiró.
El sonido del escape de la moto alejándose por el camino Belgrano marcó el final de aquel lamentable asalto.
“Estamos bien, pero fue un momento de terror tanto para nosotros como para los clientes”,
reconoció al diario El Día uno de los empleados que sufrió el atraco.
En tanto, una comerciante de la zona indicó que la sensación de miedo se contagió en la cuadra. Es que, tras enterarse de la situación de inseguridad que sufrió la farmacia, dos empleadas le presentaron la renuncia.
“Las entiendo. No se puede vivir así. No es la primera vez que pasa. Son varios los negocios que sufren esta realidad”, expuso.