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¿Misma banda?

Tres delincuentes, dos familias aterrorizadas y un par de asaltos casi idénticos en casas de La Plata

Dos asaltos, tres delincuentes y el mismo miedo hecho carne en personas que, hasta ese momento, creían estar en el sitio más seguro de su mundo: la casa propia. Ambos casos sucedieron de noche - horario de máxima vulnerabilidad- y en barrios distintos, aunque con modalidades prácticamente idénticas. ¿Misma banda? Es una posibilidad, más allá de que por ahora los únicos indicios que apuntan en tal sentido es la cantidad de ladrones y, como se dijo, el modo en que se movieron.

Uno de los casos ocurrió el sábado en una casa de diagonal 75 entre 17 y 61, donde un joven de 20 años fue sorprendido y sometido por tres sujetos armados, que lo redujeron con brutalidad en una cacería implacable por un botín millonario.

La secuencia arrancó a las 9 de la noche de aquel día, cuando el muchacho escuchó un golpe seco en la puerta de la planta baja. Desde su habitación en el primer piso miró por la ventana y vio  un Toyota Corolla gris inmóvil frente a la casa. Desesperado, comenzó a bajar por la escalera, pero a mitad de camino quedó petrificado por tres sombras que se abrían paso en la oscuridad. Una de ellas, con un arma en la mano, le ordenó: “Subí y tirate al piso”.

Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando fue empujado al suelo con violencia. Sus manos fueron atadas a la espalda con una cuerda roja; una toalla le cubrió el rostro, y oyó a sus captores exigirle gritos: “¡La plata, dónde está la plata!”. Mientras eso pasaba, le arrancaron del cuello  una fina cadenita de oro.

Enseguida, los intrusos se dirigieron a la habitación de los padres del joven, dejando en claro que sabían que eran comerciante. En pocos minutos revolvieron el cuarto y otros ambientes de la planta baja, hasta apropiarse de 1.800.000 pesos; casi 3.000 dólares; y una PlayStation 4 con tres controles.

Medido por reloj, el atraco duró poco más de 10 minutos, aunque para su protagonista involuntario el tiempo seguramente corrió distinto. Supo por fin que terminaba cuando escuchó un grito: “Negro, nos vamos”. Todavía en shock, logró desatarse y pedir ayuda. La  sospecha más fuerte es que la banda llevaba un tiempo vigilando a la familia y se metió en su casa en el momento que consideró más conveniente. Por el momento no hay pistas de los autores

EN EL BARRIO SAVOIA

El otro incidente ocurrió en una casa de 484 entre 10 y 11, poco después de las 4 de la mañana, cuando una pareja y su hija dormían. Un ruido extraño en el exterior alertó al dueño de casa, quien se acercó a la puerta para ver qué sucedía. Apenas giró el picaporte, la pesadilla comenzó: tres encapuchados irrumpieron con una ferocidad inusitada.

Antes de que pudiera reaccionar, un golpe seco y brutal con la culata de un arma de fuego le abrió una herida en la frente. Luego, los delincuentes lo  arrastraron a él y a su pareja hacia una habitación, mientras les apuntaban con las armas a la cabeza y gritaban amenazas y preguntas. Querían saber dónde guardaban el dinero.

Uno de los intrusos permaneció junto a la familia mientras los otros dos revolvían la casa con una
violencia desmedida, tirando muebles, abriendo cajones y esparciendo sus pertenencias por el piso. La banda finalmente escapó con 3.000 dólares, tres teléfonos, una notebook, un órgano musical, un bolso con relojes y las llaves de un vehículo.

Los investigadores ahora trabajan contrarreloj, revisando minuciosamente las cámaras de seguridad para identificar a los sospechosos.

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