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¿Quién era el verdadero líder de la organización criminal?

Una detenida por la masacre narco en Varela prendió el ventilador y se vienen más arrepentidos

Celeste Magalí González Guerrero, una de las nueve personas detenidas por el triple crimen con sello narco en Florencio Varela, reveló que dos de las víctimas “le robaron 30 kilos de cocaína” a Lázaro Víctor Sotacuro y señaló que Miguel Ángel Villanueva, su pareja, “mató” a una de ellas con un “destornillador” y “le aplastó la cara con un fierro”.

Conforme al escrito de 17 páginas que contenía su declaración, la acusada indicó que el hombre de nacionalidad boliviana -por Sotacuro- estaba “por encima” de Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, en una red de venta de drogas, que se llevó las vidas de Morena Verdi (20), Brenda del Castillo (20) y Lara Gutiérrez (15) de la manera más atroz que se pueda imaginar.

Fuentes judiciales revelaron que esta declaración no será la única, ya que habría otros detenidos con intenciones de hablar para mejorar su situación en el proceso, entre ellos "el sepulturero".

Respecto de González Guerrero, la mujer sostuvo que conoció al presunto instigador de los homicidios gracias a su pareja, Villanueva, quien se hacía llamar “Gonzalo”. “‘Pequeño J’ llamó por teléfono a mi celular porque Miguel usaba mi celular, él no tenía teléfono. Le dijo si el viernes podía ir a mi casa porque capaz iba con una amiga”, recordó Magalí, quien sostuvo: “Llega el viernes y Julio me llama para que le abra el portón, yo abro, entra una camioneta Chevrolet color blanca, y descienden las tres chicas y tres hombres más, entre los que estaba Julio, que me ayudó a cerrar el portón”, dijo.

“Ahí me dan plata, mil dólares, me lo da el tío de Julio a quien le dicen ‘el duro’ (Sotacuro). No sé cómo se llama, solo sé que es el tío de Julio. Es morocho, robusto, de la misma altura que Julio, pelo corto oscuro, de aproximadamente entre 30 y 40 años (era el mas grande), llevaba ropa deportiva color celeste, de nacionalidad peruana”, agregó la detenida.

Está claro que lo que dijo es su versión de los hechos y algunas cosas hay que tomarlas con pinzas. Sin embargo, la mujer de 28 años y mamá de un nene de 6 se autoinculpó y dijo que no solo marcó el descampado donde podían quemar la camioneta Chevrolet Tracker, sino que compró productos de limpieza para limpiar la escena del crimen.

Celeste marcó al prófugo “El Loco” David como otro de los homicidas, y hasta dejó en claro que Matías Ozorio -capturado en Perú y expulsado a Argentina- era quien le proveía la droga para vender al estilo bolsero en Florencio Varela; y que se fue de la escena del hecho comiendo hamburguesas en un remís. Así de cruento.

Según la declaración de Celeste, reconoció fotografías sobre quiénes estuvieron en la escena del crimen y quiénes no pero participaron. Esto dijo de cada uno:

Miguel Ángel Villanueva Silva: su pareja, también de nacionalidad peruana. “Me dijo que una de las chicas quiso salir corriendo como para escaparse y, ante eso, él agarró un destornillador que estaba a mano y un vidrio y le clavó el destornillador en el cuello. Como seguía viva, fue al fondo a buscar un fierro y se lo aplastó en la cara”.

Tony Janzen Valverde Victoriano (“Montana”, “Pequeño J”, “Julio”): imputado y preso en una cárcel peruana a la espera de la extradición. Dijo que le decía tío a “El Duro”, identificado luego como Sotacuro. Según la declaración de González Guerrero, organizó la reunión en la casa y llevó a las víctimas en la camioneta junto a otros dos hombres, uno era Sotacuro. Era quien recibía órdenes de ‘Papa’, un presunto superior en la jerarquía narco y quien habría visto los asesinatos por videollamada por una aplicación que usa la banda. Cobró un millón de dólares por los homicidios.

Lázaro Víctor Sotacuro (“El Duro”): lo colocó en un lugar de poder, por encima de “Pequeño J” y en la camioneta donde viajaron las chicas a su muerte. Para la arrepentida, le entregó los 1.000 dólares que les cobró por abrirles su casa y a él le robaron los 30 kilos de cocaína.

David Gustavo Morales Huamaní (“El Loco” David): de nacionalidad peruana y buscado por la Justicia, se sospecha que fue uno de los que mató a las chicas. Lo ubicó en su casa “con guantes”. Sotacuro lo mencionó como “el pasajero”.

Matías Agustín Ozorio: apodado “mulo” o “bebé” dentro de la organización narco, subordinado de “Pequeño J”. Según el relato de Celeste, le comentó detalles sobre una videollamada en la que se transmitió el asesinato de una de las víctimas. También quien le llevaba la droga que ella vendía como bolsera para la banda y quien se fue de la escena del triple crimen comiendo hamburguesas.

Milagros Florencia Ibáñez: dijo que acompañó a su tío -Sotacuro- a hacer un viaje. Una imagen de una cámara de seguridad la toma a bordo del Volkswagen Fox que manejaba su amante, Alex o Diego, que está prófugo y es peruano.

Manuel David Valverde Rodríguez: reconocido en fotografías por Celeste como uno de los hombres que estaba en su casa con guantes. Descrito como flaco y alto.

“Papa”: mencionado como jefe narco, controlaba grandes cantidades de droga (“el que baja toneladas”) y habría estado en José C. Paz durante la videollamada donde se transmitió el asesinato.

“Lima” (posiblemente Abel): custodio o colaborador directo de “Papa”. Peruano, de 33 o 34 años. Le habría relatado cómo asesinaron a una de las víctimas, ya que lo vio por videollamada.

Jeremías Giménez: Celeste afirma que aportó un parlante y que cuando regresó a su casa el 21 de septiembre lo vio yéndose con tres palas que le había dado Miguel, su pareja.

DURA ACUSACIÓN

En tanto, la madre de Morena Verdi, una de las tres jóvenes asesinadas en Florencio Varela, declaró ante el fiscal Adrián Arribas y acusó a la hermana de Lara Gutiérrez de “regentear” a las víctimas.

De acuerdo al documento oficial, la mujer de 43 años recordó que la última vez que vio a la damnificada fue el viernes de la desaparición (18 de septiembre) cuando Morena, Lara Gutiérrez y Brenda Loreley Del Castillo se reunieron en su vivienda y luego se retiraron a las 21.00. Al notar que su hija no respondía los llamados y los mensajes, Sabrina Mara Del Castillo decidió radicar la denuncia por “averiguación de paradero” en una comisaría de la zona, donde acudió con su hermana y su excuñada, a la vez que luego se hizo presente Laureano Damián Verdi (padre).

Morena vio por última vez el WhatsApp a las 03.00 del sábado 19. “Pude ver las dos tildes, pero ella nunca me contestó”, señaló, mientras que ocurría la misma situación con el celular de Brenda.

La madre rememoró que, al iniciarse la búsqueda, Carolina, la hermana de Stella Maris (madre de Brenda), recibió mensajes “desde un celular sin agendar”, con el que decidieron comunicarse, y una mujer “les refirió que su cuñado (testigo en la investigación) había visto subir a las chicas a una camioneta blanca en La Quila y El Tiburón”, cuyo conductor era una persona “que parecía de nacionalidad peruana con varias cadenas y anillos”.

La mujer reconoció que su hija y las otras dos víctimas ejercían la prostitución en el barrio porteño de Flores, que consumían tusi y pidió una consigna policial federal en su domicilio de Ciudad Evita, a raíz de las reiteradas amenazas que sufre junto a su familia.

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