El Índice de pobreza alcanzó al término del primer semestre del año al 52,9% de la población, muy por encima del 41,7% de finales del año pasado, y del 40,1% de igual período de 2023, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Dentro de este terrible contexto, en el Gran La Plata, aglomerado que incluye a Berisso y Ensenada, la pobreza al 30 de junio de 2024 fue del 51,2%, llegando a un total de 477.165 personas. Comparativamente con el ejercicio anterior, se trata de una suba del 46,3%. Y el salto de la indigencia fue mucho peor, ya que creció 86,7% en apenas 12 meses, al pasar del 9,8% al 18,3%.
En términos numéricos, son un total de 170.615 los platenses que actualmente se encuentran en situación de indigencia. Además, si se mide en términos de hogares, el 13,9% de las familias de la ciudad viven en la indigencia, un claro indicio del impacto devastador de la crisis económica en los sectores más vulnerables de la sociedad.
De acuerdo a los datos del Indec, los diez aglomerados urbanos con mayor índice de indigencia en el primer semestre de 2024 son:
1) Gran Resistencia (Chaco): 38,6%
2) Concordia: 26,4%
3) Noreste argentino: 23,2%
4) Partidos del Gran Buenos Aires: 22,7%
5) Santiago del Estero-La Banda: 22,9%
6) San Nicolás-Villa Constitución: 22,1%
7) Formosa: 19,8%
8) Gran Buenos Aires: 19,8%
9) Gran La Plata: 18,3%
10) Gran Rosario: 18,2%
A nivel país, sobre una población de 46 millones de personas, unas 24,3 millones son pobres, y entre ellas, 8,3 millones no tienen el dinero mínimo para comprar la comida que les garantice la subsistencia.
Pero el impacto más “novedoso” como efecto de la recesión fue el que está relacionado con el mercado laboral, un indicador que, aún con un deterioro persistente en el poder adquisitivo, se mantenía con tasas de desempleo mínimas en los últimos años. En el primer trimestre, la incidencia de la desocupación fue del 7,7% (una suba de dos puntos porcentuales respecto al cierre de 2023 y de 0,8 puntos en comparación con el mismo trimestre del año anterior); y de 7,6% en el segundo, una desmejora interanual de 1,2 puntos.
Tomando en cuenta el tamaño total de la población, se deduce que hay 1.625.000 desocupados en el país, lo que representa un aumento de 336.000 personas en la comparación interanual. Si se comparan los resultados de la EPH del primer trimestre del año con los datos del segundo, se observa que el empleo registrado perdió 60.400 trabajadores, mientras que el empleo en negro sumó a 328.300 personas. Esto da la pauta de un mercado laboral con puestos de empleo de menor calidad.
La medición de la pobreza con el método de la línea de pobreza (LP) consiste en establecer, a partir de los ingresos de los hogares, si estos tienen capacidad de satisfacer –por medio de la compra de bienes y servicios– un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
Para calcular la línea de pobreza es necesario contar con el valor de la CBA y ampliarlo con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.), con el fin de obtener el valor de la CBT.
Para ampliar o expandir el valor de la CBA se utiliza el coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia (en este caso, la que surge de la ENGHo 2004-05).