Silvio Eduardo Espíndola (44) quedó hoy formalmente detenido por el femicidio de su mujer, la enfermera Elizabeth Di Legge (47), hallada muerta ayer en la casa que ambos compartían con sus tres hijos, en González Catán, partido de La Matanza.
En la orden de detención que pidió el fiscal Federico Medone, ratificó el juzgado de Garantías y a la que accedió Hechos y Derecho se lee que "en fecha y hora inciertas , pero en el rango comprendido entre las 18:00 horas del día 29 de julio de 2022 y las 6:00 horas del día 30 de julio del año 2022 ; en el domicilio sito en la calle Larre nro. 10 de la localidad de González Catán , partido de La Matanza, un hombre le aplicó dosis de propofol , atracurio , fentanilo y midazol a su pareja , una mujer de nombre ELIZABETH JULIA DI LEGGE, con quien mantenía una relación de pareja con contexto de violencia de género, ello con claras intenciones de ocasionarle la muerte, lo que le produjo una depresión respiratoria que derivó en un paro cardíaco traumático que desencadenó en el fallecimiento de Di Legge".
Medone indagó esta tarde a Espíndola, quien se mantuvo en la misma versión que dio justo después de que la policía entró por la fuerza en el galponcito de la casa familiar y encontró muerta a la enfermera del hospital Churruca.
"Se suicidó", insiste el acusado, quien enfrenta cargos por los que podría ser condenado con la máxima pena: "Homicidio doblemente agravado por el vínculo y por mediar violencia de género" (femicidio).
"Me olvidé de revisar ese cuarto"; "yo nunca ejercí violencia de género" y "mis hijos me retaron porque no estaba haciendo nada para encontrarla", fueron algunas otras frases que lanzó Espíndola, asistido por el abogado particular Daniel Pagnotta. También lloró ante el fiscal y reconoció que su mujer "a veces" lo "sacaba de quicio"
El resultado preliminar de la autopsia complicó el caso: la mujer murió por una "depresión respiratoria", no tenía "lesiones visibles".
Por otro lado, en la misma orden que dispuso la detención del imputado, la justicia convalidó el secuestro y peritaje de los teléfonos celulares de Espíndola y Di Legge, en la convicción de que podrían aportar material que ayude a esclarecer el caso.
Los investigadores también tuvieron en cuenta los testimonios de las amigas de Elizabeth, quienes aseguraron que estaba "anulada", la veían "apagada" y con los "ojos tristes". Contaron que vivía "pegada" a su hijo más chico, que -como ella- sufre de artritis reumatoidea. Por ese vínculo siempre descreyeron de la posibilidad de un suicidio.