Un matrimonio de jubilados perdió sus ahorros en dólares por confiar en lo que parecía una "familia" conocida de su hijo. Pasó en Tolosa. Y lo que arrancó como un "cuento del tío" terminó con mucha violencia, que uno de los asaltantes decidió aplicar al verse descubierto en sus intenciones.
Sucedió el miércoles a la tarde en 526 entre 15 y 16, cuando un hombre de 80 años salió de su casa para realizar unas compras y observó que en la puerta se detenía un auto blanco de "grandes dimensiones”, según recordó, conducido por un sujeto de aproximadamente 60 años. Lo acompañaban una mujer que aparentaba 50 y un adolescente en el asiento trasero. El dueño de la vivienda no sospechó.
Apenas establecieron contacto visual con el blanco de su ataque, lo saludaron con cordialidad y simpatía, antes de decirle que venían de parte de su hijo, que trabaja en un conocido comercio
gastronómico platense. De más está decir que tantos datos convencieron al jubilado de que no estaba en peligro.
“Su hijo nos dijo que nos podía cambiar unos dólares", argumentó el delincuente, "nosotros nos estamos yendo de viaje y necesitamos efectivo”. Resuelto a colaborar con un amigo de su hijo, el hombre no dudó en hacerlos pasar. Inmediatamente se dirigió a la habitación en la que guardaba sus ahorros, instante en el que el estafador cometió un error que lo desenmascaró ante la esposa de la víctima: “Si quiere lo puedo acompañar”, ofreció. Y la frase puso en alerta a la mujer, quien de inmediato le gritó a su marido "es un chorro!!!"
Para ese entonces, el jubilado ya había aparecido nuevamente en el living con una caja de cartón en su poder. En una secuencia que no duró más que un par de segundos, el ladrón le manoteó al hombre la caja con los ahorros (no trascendió la suma), le pegó un par de trompadas en la cara a la dueña de casa y escapó corriendo hacia el auto. Para cuando llegó un patrullero, ya estaban muy lejos.