Mientras los bonaerenses se sienten obligados a diseñar intrincados planes para reducir las chances de sufrir una entradera en las puertas de sus casas o evitar que se las desvalijen cuando las dejan solas por un rato, los responsables de prevenir el delito en las calles de la Provincia quedaron por estas horas en la mira por dos nuevos escándalos que están bajo investigación.
Uno de ellos tiene su epicentro en La Plata, donde trascendió que un policía advirtió de supuestos desmanejos económicos en una comisaría de la Zona Norte. Filas adentro de la fuerza llaman a esta causa "fernet", por el “70/30". Es que, según el denunciante, el encargado de esa dependencia presuntamente mandaba a sus dependientes a cubrir Horas Polad en puestos fijos de custodia, como entidades financieras, delegaciones oficiales, empresas o grandes comercios, pero se quedaba con la mayor parte de la recaudación. Es más, algunos hablan de que la combinación es todavía más fuerte que la que aplican los cordobeses en el trago: “80 para el comisario y solo 20 para el que ponía el cuerpo en el trabajo”, murmuran.
Por ahora, todo está en manos de la Auditoría de Asuntos Internos, sin correlato judicial. Y el jefe apuntado sigue en su puesto; al menos por ahora. Es que del otro lado del mostrador hablan de una interna o venganza, ya que “la distribución del personal para esos objetivos no la define el comisario, sino que viene de una gestión anterior". Retrucaron también que el denunciante "fue corrido por faltas graves en su desempeño, también lo investiga Asuntos Internos y es probable que lo cesanteen”, aseguran los informantes.
Las supuestas maniobras habrían ocurrido en una dependencia de la Zona Norte, un sector que está siendo duramente castigado por el delito, con casos tan graves como el de la veterinaria Emilia Merlo, quien murió infartada 48 horas después de ser asaltada en su casaquinta de 476 y 28.
La acusación salpicó a por lo menos 15 policías, que, según el denunciante, deberían estar cumpliendo funciones en las calles, pero al mismo tiempo cubrirían servicios de Policía adicional “para la cúpula”. Según se pudo saber, quien activó la investigación sería un policía que trabajó en el depósito judicial de esa seccional hasta hace dos meses, pero que luego lo sumariaron y asignaron a otras tareas administrativas.
“Los efectivos tienen arreglos con el comisario, quien se queda con un 70 u 80 por ciento del sueldo. En los libros de guardia figuran como que están cumpliendo funciones como caminantes o prestando servicio, pero en realidad son enviados a que ocupen distintos puestos Polad”, destacó. Además agregó que los servicios adicionales los cumplirían en el Country de Estudiantes, en una sucursal del Banco Provincia y en distintos locales comerciales, mientras, de acuerdo a la presentación, deberían estar cumpliendo tareas de calle. Ese dinero extra del sueldo, indicó, “era repartido para arriba”.
Mientras Asuntos Internos investiga la veracidad de esta presentación y los policías se tiran con denuncias, esta tarde se espera que decenas de vecinos de City Bell se reúnan en 462 y 14 "para que entre todos busquemos la forma de contrarrestar este desamparo" que sienten por la inseguridad, explicaron. El encuentro está programado para las 18.30. Los organizadores esperan que acudan, por lo menos, 40 personas.
OTRO ESCÁNDALO
En Florencio Varela, en tanto, trascendió la noticia de “una comilona” de comisarios “muy bien regada” y con “señoritas exuberantes”, organizada para festejar un cumpleaños en el camping de un sindicato. El "evento" causó indignación, porque, por ejemplo, en los barrios Villa Hudson y La Sirena la ola de delitos sería muy grande e incluso se habrían registrado hasta tiroteos narcos a plena luz del día.
De la celebración habrían participado todos los responsables de las comisarías locales, excepto uno. Y hasta hablan de un regalo importante para el cumpleañero: un iPhone 15 último modelo que no habría llegado a las manos del destinatario porque a un jefe policial parece que se le olvidó aportar para el obsequio, lo empezaron a hostigar y todo se habría desmadrado. Incluso con armas en mano.
En medio de ese dantesco espectáculo, los vecinos de Florencio Varela se enfrentan a una dura realidad, como en todos los rincones del Conurbano bonaerense.