La ciudad de Rosario amaneció este lunes como en el arranque de cualquier semana en pandemia, pero la paralización no es a causa ahora de un virus, como en 2020. O si: el virus narco, que dejó a la tercera ciudad más importante de Argentina sin clases, transporte y comercios, por el estupor en una sociedad que hasta tuvo miedo de salir a protestar a la calle. Se limitó a cacerolear en los balcones.
Al parate se sumaron los recolectores de residuos, que decidieron no salir a trabajar ante el temor de recibir un ataque de sicarios. No exageran en el miedo, si tenemos en cuenta que el sector figuraba entre los rubros amenazados en la bandera que este fin de semana apareció colgada en un estratégico puente sobre la avenida circunvalación.
Fue el preludio del crimen del playero y sentenciaba: “Pullaro y Cococcioni se metieron con nuestros familiares. Van a seguir las muertes de inocentes, taxistas, colectiveros, basureros y comerciantes”.
Además, los camiones que abastecen a los supermercados y mercados tampoco salieron este lunes a la calle, de modo que está en riesgo la provisión de alimentos y sindicatos que nuclean a muchos empleados de distintos sectores recomendaron hacer home office, por seguridad y por la ausencia de transporte.
"NO VAMOS A DEJAR QUE SEA UNA TIERRA DE NARCOTERRORISTAS"
Mientras tanto, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llegó a Rosario junto a su par de la cartera de Defensa, Luis Petri, para brindar una conferencia de prensa junto al gobernador Maximiliano Pullaro y el intendente Pablo Javkin. La funcionaria dio detalles sobre el Comité de Crisis que activó para combatir el “narcoterrorismo” y anunció que enviarán a la Justicia el pedido para “la utilización de la ley antiterrorismo”.
“No vamos a dejar que Rosario sea una tierra de narcoterroristas”, advirtió, aludiendo al artículo 14 del Código Penal,que contempla que “toda acción que tenga objetivo amedrentar y sembrar terror en la sociedad tendrá una doble pena”. Además, adelantó que enviarán una “Ley antimafia” al Congreso de la Nación, que aplicará una “persecución penal sobre el crimen organizado” y le adjudicarán la pena a todos los integrantes de la banda “por el hecho de participar”.
De paso, responsabilizó a los diputados que no acompañaron el proyecto de la “Ley Bases”: “A nivel Congreso, no nos acompañaron con la posibilidad de tener hoy una emergencia en seguridad”, cuestionó. Recordó que hasta el 2019 "habíamos logrado un grado de tranquilidad en Rosario", pero "luego vinieron cuatro años de descontrol y los narcos quieren volver a esas condiciones previas al 10 de diciembre”.
Bullrich ratificó el envío de efectivos federales a varias “zonas de alto riesgo” de la ciudad para “saturar el árbol genealógico de las bandas e ir atrás de cada una”. “Pondremos especial énfasis en los horarios críticos, entre las 17 y las 7 del otro día. Estos equipos van a trabajar fuerte sobre el lavado del dinero, que es el delito más oculto”, detalló. Y anunció: “Vamos a pedirle a la Justicia medidas excepcionales a la altura del desafío, para trabajar contra los narcocriminales y sacar las armas que crecieron y atentan contra la vida de la gente. El tema es hacerles la vida difícil; el Presidente nos encargó ser los que llevemos adelante, junto a las autoridades, una lucha sin cuartel para que Rosario quede liberada de narcocriminales. No nos van a doblar los brazos, vamos a proteger la vida de los ciudadanos con todas las fuerzas que tenemos”.
EL CRIMEN DE BRUNO
Rosario viene sufriendo una seguidilla de crímenes violentos en las últimas semanas. El más reciente fue el de Bruno Bussanich, un joven de 25 años que trabajaba como playero en una estación de servicio en la zona oeste, y que murió tras recibir tres disparos en su lugar de trabajo durante la madrugada del sábado.
Los asesinos le dispararon a quemarropa y por nada, antes de huir y dejar una carta amenazante contra el gobernador Pullaro y el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni. “Esta guerra no es por territorio”, comenzó la misiva, y adelantó: “Así como nosotros llegamos a 300 muertos, estando unidos vamos a matar más inocentes por año”.
En el último mes se reportaron numerosos asesinatos que estarían relacionados con amenazas narco. Además del caso del joven playero, dos taxistas fueron asesinados por sicarios en la ciudad y, en ambas oportunidades, se usaron municiones pertenecientes a la Policía de Santa Fe. El último ataque ocurrió el pasado martes por la noche, cuando Héctor Raúl Figueroa, de 43 años, fue ejecutado de nueve disparos en el barrio Las Delicias. Este fue el segundo caso en poco menos de un día; Diego Alejando Celentano -de 33 años, y que trabajaba para la misma empresa- fue ejecutado casi de igual manera: un sicario le disparó de cerca con una pistola calibre 9 milímetros.
El tercer homicidio fue el de Marcos Daloia, un chofer de la línea de trolebuses K que recibió tres tiros en la cabeza en el barrio rosarino de Belgrano. Lo mató un pasajero "probablemente menor de edad", según los testigos del hecho, cuando el vehículo circulaba por la zona oeste. Una ambulancia trasladó a la víctima al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), en donde finalmente falleció este domingo.
AMENAZAS A PERIODISTAS
Por si faltaba algo a este estado de situación, el periodista de TN Nelson Castro fue amenazado de muerte esta mañana junto al equipo con el que viajó a Rosario para cubrir la crisis como corresponsal.
“Decile que si llega a Seguí y Oroño lo sacamos a tiros, el que avisa no traiciona, que se vaya de Rosario, no los queremos acá. Atentamente, la Mafia. Que no se acerque a Francia y Seguí y Oroño... fuera de Rosario. Si no van a terminar como (José Luis ) Cabezas”, fue el mensaje que recibió el cronista Sebastián Domenech, acompañado de una captura en la que se lo ve a Castro saliendo al aire por TN desde Rosario.
“Nos enteramos viniendo hacia acá, la verdad es que no lo sabíamos, nos enteramos a través de lo que está contando ahora Sebastián, estamos impactados, porque claramente es una demostración de lo que está pasando aquí”, contó Castro en su canal de noticias. “Eso le da sentido a algo que pasó cuando estábamos haciendo el vivo. Hubo un muchacho que dijo a cámara ‘no quiero hablar porque no me quiero exponer’. Y después hubo dos taximetreros que no quisieron hablar porque tienen miedo. Eso permite entender claramente qué es lo que se está viviendo. Estamos experimentando los mismo que viven, padecen y sufren los habitantes de Rosario”, explicó el periodista.
“La gente te dice que han logrado que en la ciudad se viva con miedo y todos los que entrevistamos al azar fueron víctimas de la inseguridad”, comentó Castro desde el centro de la ciudad.
La ola de violencia desencadenó una reacción conjunta de la Casa Rosada y la gobernación santafesina, que no dudaron en sostener la calificación de terrorismo al referirse a los atentados. El Gobierno de Javier Milei prevé “triplicar la acción operativa de las fuerzas de seguridad en el territorio” e involucrar a las Fuerzas Armadas en la ciudad santafesina, adelantaron el domingo fuentes oficiales.
A través de sendos comunicados, el gobierno de Javier Milei y la gobernación de Santa Fe anunciaron ese día la conformación de una junta operativa, que también integrarán el Ministerio Público de la Acusación y la municipalidad de Rosario, como un intento mancomunado de frenar la ola de violencia.
Desde el gobierno nacional, en tanto, estimaron que la ola de ataques a civiles son muestras inequívocas de una “reacción” de las bandas de narcos “porque habíamos extremado requisas y controles, logramos bajar un 50 por ciento los asesinatos en los primeros dos meses”, según afirmó un alto funcionario del ministerio que encabeza Bullrich.
Entre otros puntos adicionales a abordar, y además de las acciones “operativas focalizadas en zonas vinculadas a las investigaciones en curso”, el comando conjunto acordó la “conformación de un equipo especial de investigaciones con miembros de distintas unidades de fiscalía”, incrementando a la vez la cantidad de policías de servicio, la ampliación de las recompensas para quienes aporten al esclarecimiento de los hechos y “la intensificación de los controles de vehículos y personas” en Rosario y zonas aledañas.