Los dueños de un emprendimiento del rubro verdulería terminaron convirtiéndose en blanco de un asalto millonario, aunque lo peor de todo es lo que padeció una adolescente de apenas 17 años que debió enfrentarse a la total falta de humanidad de varios ladrones.
Ocurrió en Tolosa, menos de 24 horas después del violento y millonario atraco cometido en 30 bis entre 455 y 456 de City Bell, en donde despertaron a un penitenciario retirado para robarle 4.500 dólares, 50 mil pesos y varios celulares.
El último caso sucedió en 21 entre 523 y 524, en una vivienda que tiene un muro de concreto de casi dos metros, un portón de hierro automático, tres cámaras de seguridad apuntando hacia la entrada y un portero eléctrico con cámara. Confiando en todo este sistema, el domingo, cerca de las dos de la tarde, el matrimonio dueño del inmueble fue junto a dos de sus tres hijos a una fiesta que realizaba la colectividad boliviana a pocas cuadras de distancia.
La adolescente planeaba ir más tarde, ya que se sentía cansada y quería dormir un rato la siesta. El dueño de casa jamás imaginó que, 15 minutos después de su partida, su casa iba a ser copada por dos sujetos que le sacaron un millón de pesos, 100 dólares, 700 bolivianos, electrodomésticos y su camioneta Toyota Hilux.
Ninguna de las medidas de seguridad antes mencionada hizo que los intrusos se replantearan la situación: saltaron el muro y se adentraron en la propiedad. Fue durante el recorrido que realizaban por la casa, que se toparon con la joven.
Si bien el caso no terminó en un baño de sangre como sucede en la película de Alfred Hitchcock, muy probablemente, el terror que se vio reflejado en la cara de la actriz Janet Leigh cuando le corrieron la cortina, debe haber sido muy similar al que sintió esta joven al notar la presencia de extraños.
Es que, según precisaron las fuentes policiales, la chica estaba tomando una ducha cuando los delincuentes aparecieron. En total estado de indefensión, la joven fue obligada a salir de la bañera y si bien le permitieron arroparse, sin vulnerar su intimidad, inmediatamente la amenazaron con que la golpearían si no permanecía en silencio.
El máximo nivel de tensión llegó cuando la obligaron a sentarse en una silla y la terminaron atando de pies y manos. Con la única ocupante del domicilio completamente reducida, durante más de una hora los sujetos se dedicaron a registrar la casa y a cargar todo cuanto pudieran al rodado de la familia.
Luego, abandonaron la escena dejando a la chica inmovilizada. Como pudo la joven logró liberarse y salió de su casa rumbo al predio en el que se hallaban sus padres para contarles sobre lo sucedido.
