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"Disculpe señora, venimos a robar"

Una familia de San Carlos vivió un verdadero calvario en medio de una entradera ejecutada por verdaderos “profesionales del delito” que se movieron como si estuvieran siguiendo un manual de procedimiento. Ocurrió ayer a la madrugada en 44 bis entre 145 y 146. Y, según contó la dueña de casa, los sujetos jamás se salieron del libreto: la ataron con precintos que ellos mismos portaban, en todo momento se mantuvieron encapuchados, sólo uno habló y el resto se limitó a seguir órdenes.

El ataque comenzó minutos después de las 5 de la mañana,  aunque no se descarta que las tareas de inteligencia arrancaran antes. Es que habían pasado tan sólo unos minutos de la salida del esposo rumbo a su trabajo cuando los intrusos irrumpieron en la finca.

A las 05.24 de la mañana, un fuerte estruendo rompió con la calma de la madrugada y puso en estado de alerta a la dueña de casa, quien salió de su habitación a ver qué sucedía. Ya en el comedor fue poco lo que pudo distinguir, ya que el resplandor de la luminaria pública que ingresaba por su puerta destrozada la mantuvo cegada por varios segundos. Sí llegó a ver a tres figuras que avanzaban hacia ella, lo que la paralizó en un segundo.

Los intrusos pudieran así tomar el control de la situación, mientras decían que era un operativo policial y obligaban a su víctima a tirarse al suelo y ponerlas manos en la espalda.

"Siempre colaboré porque no quería que nos pasara nada. Al principio creí de verdad que era un allanamiento. Incluso les llegué a decir ‘no somos delincuentes’. Pero cuando me preguntaron dónde guardaba la plata me di cuenta de que algo andaba mal. Alcé la vista y lo confirmé. No tenían ropa de policías y además no se veían las luces de los patrulleros. Por la puerta alcancé a ver que había un auto azul que después me enteré que era un Gol Trend”, contó la víctima.

Por si quedaba alguna duda de que se trataba de ladrones, el que parecía ser el líder del clan se agachó para colocarle los precintos y le dijo “disculpe señora, venimos a robar”.

“En ese mismo momento les pedí que no despertaran a mi hijo. No quería que viera toda esta situación. ‘Quédese tranquila que no le vamos a hacer nada’, me dijo el tipo”, reveló la mujer. Luego de precintarla y mientras los otros dos sujetos daban vuelta la casa, el jefe de la banda se encargó de la mascota familiar que, naturalmente, no paraba de ladrar.

A la mujer le quedaba la esperanza de que los vecinos sospecharan por los ladridos y activaran la alarma, pero la mascota terminó encerrada en el baño. Finalmente les dijo a los asaltantes dónde guardaba el dinero, no sin advertirles que "eran unos pocos pesos que me habían quedado del sueldo pasado. Yo creo que ahí se dieron cuenta de que se habían equivocado de casa”, expuso.

Finalmente, tras unos “eternos” diez minutos de registro e intrusión en los ámbitos más íntimos de la familia, los sujetos lograron armar un botín compuesto por los pocos
billetes que la víctima entregó y una computadora portátil. Entonces, sí, se retiraron de la escena por el frente de la casa, sin que nadie se percatara de lo que pasaba.

Tras la partida de los hampones, la mujer logró liberarse tras forzar los precintos -lo que le abrió heridas en las muñecas-, avisar al 911 y recibir el auxilio de sus vecinos. En las últimas horas los investigadores recuperaron imágenes de cámaras de seguridad de la zona en un intento por esclarecer el caso. Por ahora, dicen, no hay pistas.

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