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El reencuentro con un amigo, un auto, 1 millón de pesos y un moño: las claves de un crimen misterioso

La Plata es el escenario de un crimen rodeado de misterio, que en este caso tuvo como víctima a un hombre que estaba desaparecido desde hace más de 10 días y era intensamente buscado por su familia.

Se trata de José Francisco Barboza, un remisero de 39 años oriundo de Florencio Varela, quien salió de su casa el 28 de octubre pasado, tras pactar la compra de un auto, y nunca volvió. Supuestamente llevaba consigo más de 1 millón de pesos y la ilusión de volver manejando su propio coche, pero tuvo esta historia un desenlace fatal y sus allegados ahora piden justicia.

“En un alto grado de putrefacción, envuelto en una alfombra y con un gran moño de color metalizado como para regalo”. Así fue hallado Barboza, según contaron altas fuentes judiciales, a la vera de la ruta 36 y calle 416, a la altura de Abasto y a 200 metros del límite con Florencio Varela, una zona rural repleta de malezas y pastizales.

El informe preliminar de autopsia reveló que “presentaba un fuerte traumatismo craneano y una bolsa alrededor del cuello, que le provocó un surco. Hubo comprensión externa y muerte por asfixia”. En el hecho tomó intervención el Gabinete de Homicidios de la DDI La Plata, la morgue y Policía Científica.

La identificación de la víctima resultó sencilla: la vestimenta coincidía con la que tenía Barboza cuando desapareció; también los tatuajes (tenía en ambos brazos “Tiziano” y “Tobías”- y, en el pecho, “Oriana”, entre otros) y hallaron su DNI en uno de los bolsillos del pantalón de jean.

Por ahora nada hace suponer que la escena del hallazgo haya sido la misma del crimen, por lo que se sospecha que Barboza fue asesinado en Florencio Varela y descartado en  La Plata, pero lo que más llamó la atención de los pesquisas fue el moño que tenía colocado por encima de la alfombra que envolvía a la víctima, de color plateado brillante y del tamaño de un puño cerrado. Una de las hipótesis, aunque no la primaria, es que se trató de algún tipo de ajuste.

La causa está dividida en dos: por un lado, la de la desaparición, que es investigada por la UFI N° 5 descentralizada de Florencio Varela, a cargo de Hernán Bustos Rivas; mientras que a la pesquisa por el hallazgo del cuerpo la encabeza la fiscal de la UFI Nº 17, María Eugenia Di Lorenzo, quien ordenó la operación de autopsia.

EL ARRANQUE DEL HORROR

El 27 de octubre, Barboza pactó la compra de un vehículo a través de la red social Facebook. Un viejo amigo suyo, a quien no veía desde hacía algunos años, lo ayudaba a realizar la transacción, aunque declaró que “no se hizo”. Una cámara de seguridad vecinal lo captó en la noche siguiente, la del viernes 28 de octubre, a una cuadra de su casa. El video muestra al hombre de Florencio Varela bajar de un auto que, según dijo su esposa, es del amigo que le cambió dólares y lo llevó a hacer la compra. Lo último que supo sobre su marido es que “la operación no se concretó y quedó con juntarse con otro vendedor”.

En cuanto al sujeto que le cambió los dólares, la pareja detalló que “era una persona que él no veía hace ocho años, pero volvieron a hablar la semana previa a su desaparición”. Su última conexión de WhatsApp fue a las 23.24, es decir, casi una hora y media después.

Desde entonces, su celular no registró más actividad y figuraba  apagado. Días después de que su familia radicara la denuncia por averiguación de paradero en la comisaría de Bosques, las fuerzas de seguridad locales y provinciales fueron convocadas para rastrillar la Tosquera Scarpato, en Hudson.

El procedimiento arrojó resultado negativo luego de un intenso escrutinio por toda la zona, incluida la cava. Desde ese entonces, no se realizaron más operativos de rastrillajes. Finalmente, una persona que pasó de casualidad por el descampado de Abasto encontró el cuerpo y llamó al 911.

Tanto la mujer de Barboza, como el amigo que lo acompañó a hacer la transacción, serán citados a declarar ante los fiscales.

Es que fuentes judiciales señalaron que “no está acreditado” que Barboza haya ido a comprar un auto y aclararon que se está trabajando minuciosamente sobre “los contactos telefónicos” que mantuvo Barboza las horas previas a su desaparición. A su vez, los voceros indicaron que el hombre había averiguado por los precios de hoteles en La Plata y que tenía “problemas económicos y de pareja”.

“Tenía antecedentes de haber tenido un cuadro depresivo”, aseguró una fuente con acceso al expediente.

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