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Encapuchados aterrorizaron a tres mujeres en una casa de Villa Elisa

Cuatro delincuentes aterrorizaron a dos amigas que charlaban al aire libre en una casa de Villa Elisa, buscando un poco de alivio en la calurosa madrugada del domingo. Los maleantes cubrían sus rostros con capuchas y estaban armados con cuchillos.

“Fue a la una y media de la mañana del domingo, cuando estaba conversando con una amiga en el fondo de mi casa. De repente, se nos aparecieron cuatro encapuchados, de unos 25 años, que nos amenazaron con cuchillos, mientras exigían que les diéramos todo”, contó Lucía Patronelli (37), una de las víctimas.

Las obligaron a entrar con ellas en la casa, para seguir ordenando: “Decinos dónde está la plata”. Aclaró Lucía que no sólo querían dinero: "También elementos de oro, me hablaban de una caja fuerte, que no tengo, y hasta pidieron armas de fuego, que tampoco hay acá”.

La mujer les repitió varias veces que no tenía nada de lo que reclamaban, por lo cual le advirtieron: “Si encontramos algo de eso, las vamos a atar y la cosa se va a complicar”. Después de revolver los distintos ambientes, los asaltantes lograron apoderarse de “50.000 pesos, tres celulares, uno de ellos el de mi amiga, a quien además le sustrajeron un par de aros de oro. También se llevaron una tablet y ropa”, contó Patronelli.

Los intrusos también rompieron los censores de la alarma y "desordenaron un montón”, lamentó la dueña de casa.  En medio del atraco, la banda les preguntó a las amigas si estaban esperando a alguien más. Al rato llegó la pareja de Lucía, Justina Falbo (32), a quien también redujeron.

"Al entrar no entendía nada, porque vi ropa y otras cosas tiradas en el piso. Hasta que me vio uno de los delincuentes, que estaba encapuchado como los otros, me empujó contra una pared y me dijo que me quedara tranquila”, recordó.

Rápida de reflejos, a la joven se les ocurrió decirles que afuera estaba la Policía. "Se asustaron y comenzaron a preguntarse por dónde iban a escapar. Al final, huyeron por donde
entraron: por el hueco que abrieron en el alambrado del frente nuestro”, indicó para acotar que “estuvieron acá 25 minutos. Una eternidad”.

En el barrio, hay otro alambrado roto que destrozaron oportunamente al lado de la vivienda donde residen Lucía y Justina. Por eso, ambas están consultando precios “a ver si cerramos con algún portón de reja ese sector, que comunica al barrio con los fondos de la fábrica Taranto”, dedicada a la elaboración de autopartes para automotores.

Según Justina, antes de dar el golpe en su propiedad, los mismos sujetos intentaron ingresar en otra casa situada a pocas cuadras de la suya. “Alcanzaron a abrir una ventana, pero no ingresaron porque en ese instante se activó la alarma de los dueños y se fueron enseguida”, reflejó.

Otros vecinos de la zona aseguraron estar afectados por una verdadera ola de robos que arrancó en agosto pasado y no sólo tiene en la mira a viviendas: "Tampoco se salvan los autos”, dijeron.

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