La inseguridad afecta a todos, pero si golpea a un niño, el efecto parece multiplicarse varias veces. En las últimas horas ocurrieron en La Plata dos nuevos casos que tienen entre sus víctimas, justamente, a chicos, y a padres más vulnerables por ello.
Uno de los hechos sucedió a plena luz del día en una vivienda situada en 9 entre 52 y 53, de Villa Elisa, donde una madre y su hijo de 3 años fueron sorprendidos en la hora de la siesta por un grupo de delincuentes que les hicieron vivir una verdadera pesadilla: a ella la ataron de pies y manos a la cama y amenazaron al nene para robar todo lo que pudieron. Esto pasó en la habitación de la planta alta de la finca, donde el pequeño dormía.
A ella la amenazaron de muerte con un arma blanca, un tormento que si bien se extendió por varios minutos para la víctima significó una eternidad. Con las víctimas reducidas, los intrusos se tomaron todo el tiempo posible para hacerse de todos los elementos de valor que sus ojos podían registrar: dos computadoras, mochilas con ropa, teléfonos celulares, zapatillas y otros tantos elementos formaron parte del botín de los delincuentes.
Los responsables fueron dos hombres de unos 40 años, quienes actuaron a cara descubierta con
total impunidad y se llevaron todo lo que quisieron. Tras consumarse el ilícito, pasaron algunos minutos hasta que la mujer pudo desatarse y salir de la habitación junto con su hijo para pedir ayuda. Su suegra, que vive cerca, fue la primera en brindarles asistencia. La mujer terminó con lesiones en las muñecas por las ligaduras, pero peor todavía fue el shock que sufrió por la experiencia.
EN CITY BELL
Un calvario parecido vivieron un hombre de 37 años y, la mujer de 26, en su vivienda del barrio cerrado El Quimilar, en City Bell, donde súbitamente los despertó una banda delictiva, que les hizo padecer la peor media hora de sus vidas.
"Después de despertarnos a las 3 menos veinte de la mañana, nos taparon la cara con almohadas para causarnos asfixia. Luego hicieron ir a la planta baja a mi marido, donde le pegaron culatazos en la cabeza, trompadas, patadas en el piso y le ataron las manos con un cinturón y lo amordazaron
con un pañuelo”, contó la mujer.
“Hasta con la barreta que usaron para entrar acá tras forzar una ventana, golpearon a mi esposo en los pies, pese a que estaba descalzo”, reveló aún consternada. Pero eso no fue lo peor: uno de los asaltantes le puso el arma en la cabeza a la chica y le ordenó que le entregara todo el dinero o "le pegaba un tiro a nuestro bebé de un año y medio y lo tiraba en una zanja”.
Para convencer a la pareja de que no mentían, “uno de los delincuentes levantó de la cuna al nene, para asustarme más. Por suerte el bebé no lloró”.
“La situación fue de una película de terror, una locura. Abrimos los ojos y nos encontramos con estos tipos, que estimamos que deben tener entre 20 y 30 años, cubrían sus cabezas con pasamontañas, sus manos con guantes y que tenían puestas botas como las que usa la Policía”, describió.
Dos de los asaltantes se quedaron con la mujer en el cuarto mientras que otros tres bajaron con su marido. "Se manejaban como un grupo comando”, describió.
Consultada acerca de las pertenencias que les sustrajeron, informó que “se llevaron joyas de plata, mi iPhone 16, nuestras billeteras con documentación, costosas herramientas y hasta algunas cosas del bebé”.
"Lo que seguramente más los enfureció es que no encontraron dinero en efectivo, porque a cada instante nos pedían `queremos la guita´. Entonces, para calmarlos, les ofrecí hacerles una transferencia de plata a través de Mercado Pago”. Pero la oferta no se materializó: “Uno de ellos me dijo que reseteara mi celular para ese fin, pero sus cómplices que estaban abajo comenzaron a apurar `vamos, vamos´. Discutieron un poco entre ellos, pero al final huyeron sin que les hiciera la
transferencia”, consignó.
“Buscaron dinero detrás de los cuadros, en el borde que rompieron de un escalón y hasta dentro de la heladera”, mencionó. Sin embargo lo que más desconcertó a la pareja fue una exigencia puntual que le demandó de este grupo delictivo.
“De entrada, además de dinero, nos pidieron saber dónde teníamos el arma de fuego. La verdad es que no entendíamos nada y les hicimos saber que no tenemos ninguna, como lo comprobaron al revisar toda la casa”, reveló. Por último, adelantó que “vamos a poner cámaras de seguridad y un sistema de alarma”