Una familia de City Bell vivió los 20 minutos más aterradores de sus vidas, a merced de tres delincuentes que los redujeron amenazándolos con pistolas, en una casa situada en 473 y 28. Allí estaba, de visita, una menor que la ligó de rebote.
Las víctimas fueron Julia Auza (47), su marido, de 53 años, su hija, de 11, y una compañerita de escuela de la nena. A las 21.30 del viernes, mientras disfrutaban de la sobremesa, irrumpieron los intrusos, dos de ellos encapuchados.
"Mostraban pistolas grandes y grises, intentaban abrir la puerta balcón del comedor. Mi marido se levantó y trató de evitar que lo hicieran, pero igual consiguieron meterse”, contó Julia.
Quizá en represalia por oponer esa resistencia, la banda se ensañó con el hombre en la planta alta de la finca: le pegaron “culatazos y patadas por todo el cuerpo y hasta le lesionaron un pie”, relató su mujer, agregando que ·"lo ataron de pies y manos con precintos que trajeron ellos".
Consultada sobre el aspecto que tenían los agresores, recordó Auza que uno parecía de " algo más de 20 años, otro alrededor de 50 y el restante cerca de 60 años”.
Ella y las niñas también fueron maniatadas: "A mí me tuvieron vigilada en la planta baja, desde donde escuchaba los culatazos a mi marido, mientras que a las nenas las encerraron en la habitación de mi hija, también atadas con precintos; y les tapaban la boca con las manos para que no gritaran”.
LA PEOR AMENAZA
Auza no puede evitar estremecerse al recordar una de las amenazas que le disparó uno de los ladrones.
"Me dijo `dame los dólares o nos llevamos a las nenas´. Para colmo, ellas lo escucharon y se largaron a llorar desconsoladamente”, reveló la mujer. Esta familia sufrió antes un robo y puso rejas. Ahora hará instalar una alarma y reflectores.
A su esposo también le exigieron la entrega de los dólares y no le creían cuando él les decía que si los tuviera, se los daría sin dudarlo, para evitar que se llevaran a las niñas.
Encima, a las menores “les pedían que les dieran el pin de sus celulares para desbloquearlos, pero ellas estaban tan shockeadas que no lo recordaban. Por eso, y para asustarlas, uno de los delincuentes arrojó fuerte contra el piso a uno de los teléfonos”.
La banda finalmente escapó con los teléfonos, 60 mil pesos, cadenitas de oro y documentación personal. Encima, arrasaron con la carne que había en el freezer y lo que quedaba de las pizzas que la familia acababa de cenar. "Se iban comiendo las porciones mientras escapaban de casa”, contó Julia.
Pero antes, dejaron a la pareja maniatada, uno en cada piso de la vivienda, y a las nenas encerradas con llave en el cuarto.
“Para liberarlas del encierro, tuvimos que tirar la puerta abajo porque no encontrábamos la llave de ese dormitorio" apuntó Auza. Su marido, en tanto, terminó en el hospital de Romero: sufrió fracturas en un pie.
OTRO CASO, A POCOS METROS
Con pocas horas de diferencia, y a pocos metros de distancia, otra familia vivió un terrible momento al despertarse con ladrones en su casa.
Dos hampones ingresaron al domicilio ubicado en 30 bis, entre 455 y 456 luego de violentar la puerta trasera. Según las víctimas, los intrusos estaban armados. Una cámara de seguridad en el interior de la vivienda logró filmarlos. Y huyeron cuando se activó la alarma.