La tenencia de los hijos, los celos porque su ex estaba en una nueva relación, las denuncias por violencia de género y ahora la sospecha de una demanda de alimentos. Alguna de esas razones o, todas juntas, habrían desatado la masacre de Arturo Seguí, en La Plata, donde un policía perpetró un doble femicidio y puso a un hombre entre la vida y la muerte, al pegarle un tiro en la cabeza.
La última hipótesis la aportó la actual pareja de una de las víctimas, Victoria Díaz, que aseguró que el agente estaba molesto por ese planteo en un juzgado de Familia, porque, entendía, "podía cargarle la carrera".
El hecho de inmediato ocupó la centralidad de la información a nivel nacional.
Nazareno Sebastián Miño, de 37 años, un agente de la División Control de Gestión Operativa del Ministerio de Seguridad bonaerense, quedó detenido bajo sospecha cierta de ser el autor de los crímenes de su ex pareja, Victoria Díaz (35), con quien tenía dos hijos y de la ex cuñada, Castorina Díaz (39).
“Vamos a arreglar las cosas ahora, todo esto es por tu culpa, vos sabés todo el quilombo que armaste”. Así, de muy mala manera, el martes por la noche el oficial se metió en la casa de su ex, en la calle 411 entre 156 y 157. Eran las nueve. Y nadie lo había llamado. Apareció de la nada, uniformado.
Los por qué de ese comentario son ahora motivo de investigación judicial. ¿A qué se refirió Miño? Las dudas las dejamos planteadas en el comienzo de esta nota.
Realmente Miño tenía una denuncia por violencia de género de enero de 2020 y en la que presuntamente tomó intervención Asuntos Internos? En tribunales lo pusieron en duda.
Es que el órgano de control interno, aclararon, cuenta con un protocolo muy estricto para este tipo de casos y “siempre les retiran el arma a los efectivos denunciados”.
Tampoco hay expedientes iniciados en la Justicia Penal, por lo que solo quedaría el ámbito de familia y tampoco está muy en claro.
Todo porque del caño de la pistola reglamentaria de Miño, según entendió la fiscal Ana María Medina, que le requirió su detención, salieron las balas que provocaron los femicidios.
También un hombre de 33 años sufrió las consecuencias de ese bestial accionar y ahora pelea por su vida. Se trata de Alcides Martín Lezcano (33), pareja de Castorina, quien recibió un impacto en la cabeza y tuvo que ser derivado al hospital San Roque de Gonnet.
En ese sentido, los informantes brindaron el último parte médico, que grafica la gravedad del cuadro: “Herida de arma de fuego con orificio de entrada en órbita derecha sin orificio de salida. Presenta hemorragia subaracnoidea supratentorial, hematoma subdural mínimo y fractura de primera vértebra cervical y fractura de macizo facial. Se halla hemodinámicamente inestable, en asistencia respiratoria mecánica y con hipertensión endocraneana”.
Siguiendo con el relato de los hechos, a decir de voceros cercanos a la pesquisa, Victoria, al verlo fuera de sí, le suplicó a su ex que se calmara. Y su actual pareja, que se estaba duchando, salió de la vivienda sin que lo vieran para irse hacia la parte delantera del terreno, donde estaba Castorina.
En ese momento, Castorina salió despedida para el fondo y, si bien intentaron retenerla, no lo lograron.
“Sebastián abrime, qué está pasando ahí adentro”, gritó la mujer, según indicaron los informantes. Y agregaron que, apenas se abrió la puerta, se escucharon dos estruendos. Victoria ya había sido herida de muerte.
Para esto, la pareja de Castorina, maza en mano, corrió para el fondo. Y ahí, en base a las mismas fuentes, un tercer estampido retumbó por todas partes. La hermana de Victoria había corrido la misma y trágica suerte.
Segundos más tarde, el último disparo terminó de completar el horror. Lezcano quedó tendido en medio de un charco de sangre.
A partir de ahí, fueron varios los que vieron a Miño salir de la finca con sus hijos a la rastra. “Ustedes se van conmigo”, les espetó. Los chicos habían escuchado y presenciado la salvaje secuencia, aunque resultaron ilesos.
Celular en mano, dando cuenta de sus actos, Miño salió hablando con alguien. “Me mandé una macana”, explicó. Y al rato se entregó en el destacamento policial de esa localidad junto a los chicos.
Con las constancias reunidas y, el pedido de detención formulado, el juez de garantías Pablo Raele, por ante la letrada Paula Gasco, convalidó el planteo fiscal y dejó preso a Miño como autor penalmente responsable por “homicidio triplemente agravado por el vínculo -expareja-, por tratarse de un hombre contra una mujer mediando un contexto de violencia de género y por el empleo de un arma de fuego; homicidio doblemente agravado por tratarse de un hombre contra una mujer mediando un contexto de violencia de género y por el empleo de un arma de fuego; y homicidio en grado de tentativa agravado por el empleo de un arma de fuego, todos ellos en concurso real”.
Precisamente, por estos delitos hoy lo indagarán. De la orden de detención, cabe destacar, surge que Victoria Díaz recibió al menos dos disparos, uno en la cabeza y otro en una pierna; Castorina Díaz uno en la cabeza y Alcides Martín Lescano, otro en la cabeza.