Una mujer de 65 años sufrió un infarto en su casa de Los Hornos, tras la irrupción de dos delincuentes que amenazaron con matar a su nietita de 5 años si ella y su esposo no les daban dólares (que la pareja no tenía) y desistieron de llevarse la única plata que había en la casa: 4000 pesos. La niña también sufrió una crisis de angustia al escuchar las amenazas de estos criminales, quienes escaparon sin robar nada.
Esta indignante secuencia ocurrió alrededor de las 8.30 del martes, cuando Juan Equivar Rojas (70) volvió a su vivienda de 67 entre 132 y 133 después de llevar a una de sus hijas a la escuela donde trabaja y dejar a una de sus nietas en un jardín maternal. Mientras acomodaba algunas cosas en el baúl de su automóvil -otra de sus nietitas, de 5 años, ya había entrado en la propiedad- dos jóvenes bajaron raudos de un coche que estacionó a metros de donde él estaba y uno lo encañonó con un arma. Enseguida, Equivar Rojas fue obligado a entrar en su domicilio, donde lo esperaban su esposa y su nieta.
“Me dieron un culatazo en la frente y me hicieron tirar al piso. Pero el momento más bravo que vivimos en el asalto, fue aseguraron que si no les daba dólares, mataba a nuestra nieta”.
Al escuchar tan terrible advertencia, la nena “se largó a llorar por el susto”. Pero la misma preocupación y temor invadió también a sus abuelos, especialmente porque no tenían dólares en su casa. Los asaltantes no tardaron en comprobar que este matrimonio de jubilados no tenía ahorros en dólares, ni en ninguna otra moneda.
“Mi esposa, a la que le permitieron quedarse en la cama acostada pero a la que uno de ellos le apuntaba todo el tiempo, les dijo nerviosa que si querían plata podían encontrar 4.000 pesos que tenía en su monedero”, contó el jubilado, pero la reacción de los delincuentes los desconcertó por completo: ”No les interesó llevarse esa plata”, sostuvo Eguivar Rojas. De hecho, manotearon el celular de la mujer, pero antes de escapar lo tiraron en un macetero.
“Lo único que nos robaron fueron las llaves de casa, al menos hasta donde nos dimos cuenta por ahora”, sostuvo el propietario de esa vivienda. Hasta el momento, los asaltantes -de quienes Eguivar Rojas refirió que “eran jóvenes, pero no menores de edad”- siguen prófugos.
"Apenas se fueron los delincuentes mi esposa comenzó a sentirse mal, con dolor en el pecho, cuando ya estaba la Policía. Se pidió una ambulancia y los médicos que la atendieron en un sanatorio dijeron que sufrió un infarto. Ahora se está recuperando, pero sigue internada”, cerró Juan.
¿LA MISMA BANDA?
Los investigadores no descartan que el grupo que atacó a esta familia en Los Hornos haya actuado en otros hechos similares ocurridos en la Región en los últimos días, algunos de ellos con mucha violencia. Eso le pasó a un hombre en 8 entre 145 y 146, de Berisso, donde se despertó con una serie de ruidos provenientes del exterior de su casa. Confiado en que se trataba de su hijo decidió abrir. “Sos vos hijo?”, alcanzó a preguntar justo antes de que arrancara el calvario.
El primer y sorpresivo culatazo, que fue a dar a su pómulo izquierdo, provocó que cayera desplomado al suelo. Pese a verlo tirado en el piso, el delincuente que lo abordó continuó con la embestida aplicándole otro golpe con la culata de su arma, esta vez en la nuca. Inmediatamente comenzaron las amenazas y las preguntas incisivas. “¿Dónde tenés la
plata?”, y “si no colaboras la vas a pasar muy mal”, fueron las frases que le quedaron grabadas del primer contacto que mantuvo con los hampones.
Tras dominar la situación, el individuo realizó una serie de señas por la ventana e ingresaron otros dos malvivientes que se encargaron de revisar cada rincón de la casa. Transcurridos unos minutos, decidieron abandonar la morada con dos televisores, $40.000 y un celular.
Tras la huida, la víctima salió de su casa a ver si se habían llevado su coche y en ese momento pudo obtener un dato que podría ser determinante para este caso y otros ocurridos en los últimos días: la entradera ocurrida el sábado en 62 y 143 y el asalto cometido ayer en 67 y 132: la banda se movilizaba en un Renault Sandero blanco como el que describió Equivar Rojas.
