Cada nueva crónica policial que tiene como escenario a la Megatoma de Los Hornos renueva el abanico de mitos y verdades que se agita por esta ocupación ilegal, cuyos datos verificables son muy pocos: se sabe, por ejemplo, que la constituyen 160 hectáreas comprendidas entre las calles 76 a 85 y 143 a 152, mucho más de lo que era el predio del ex club de Planeadores La Plata, ya que “también se comió” varios lotes privados.
También se sabe que es falso que en ese lugar se afincan entre 15 y 20 mil personas. “Habrá, con suerte, 3.200 ocupantes. Son unas 800 familias”, mencionó Sebastián, un conocedor del barrio desde que pusieron la primera estaca, el domingo 16 de febrero de 2020, a poco de que estallara la pandemia de coronavirus. Esa primera intentona se desactivó ese mismo día, pero, 76 horas más tarde, a las 6 de la mañana, los colonizadores volvieron y no se fueron nunca más.
A partir de entonces comenzó a circular muchísima información, en parte incomprobable, sobre lo que pasa en ese territorio. Buena parte de esas crónicas eran policiales. "Hay de todo", dijo el informante, "gente buena, necesitada, que labura y no tiene dónde quedarse y también varios mafiosos, que se aprovechan de esa situación”.
Entre los últimos casos que se registraron en la zona destaca el crimen ocurrido hace una semana en las calles 77 y 146, donde mataron a un hombre a cuchillazos. El reporte oficial refirió a un contexto de drogas, aunque no queda claro si la pelea estalló por diferencias en una compraventa de estupefacientes o en un encuentro entre parroquianos para consumo, que se salió de cauce.
Lo concreto que uno de ellos terminó con tres puntazos en el cuello y dos en el pecho, que lo mataron en el acto. Los homicidas huyeron y, si bien están identificados, por ahora no hay detenidos. Sebastián confirmó que en la toma “es infernal la cantidad de droga que corre”, incluso trazó una ruta que la conecta directamente con la Zona Roja, en El
Mondongo. Sería a través de mujeres transgénero, que usarían vehículos de alquiler para el traslado de la mercancía de un punto a otro.
También aludió a la existencia de denuncias sobre un supuesto prostíbulo, con posibles situaciones de trata de personas, que no avanzaron en la Justicia. “Está todo ahí, a la vista. Se ven muchas chicas y muy jóvenes”, contó, que presuntamente llegaron de otros países.
“Hoy tenemos para servirse bife, silpancho, milanesa de carne, salchipapas, pollo broaster y alitas a la parrilla. Esperamos a todos los clientes, fieles e infieles...”, se lee en una publicación que el local -de dudosa condiciones de salubridad- subió a sus redes.
Cuentan en el barrio que los tiroteos que se escuchan suelen ser frecuentes, aunque no tanto como en los dos primeros años de la usurpación, cuando aún se dirimían las relaciones de poder interno. Se descubrieron además desarmaderos y búnkeres de "enfriamiento" de objetos robados.
La ventaja delictiva para quienes se afincan en ese barrio, es la casi nula presencia de la Policía, sobre todo por el
estado de los caminos, que hace muy dificultoso el acceso. Por caso, no hace mucho, en medio de varios días de intensa lluvia, se produjo un incendio en el que perdió la vida un adolescente de 14 años, y el autobomba se quedó encajado en el barro. Lo mismo pasa con las ambulancias y otros prestadores de servicios públicos.
En este punto no está de más recordar que Los Hornos tiene cerca de 100 mil habitantes, una sola comisaría y otras zonas calientes dentro de la jurisdicción.
Igualmente, menciona Sebastián, “en La Megatoma hay dos realidades bien diferentes”. Una es la que se vive en el sector donde el Estado reubicó a varias familias, que cuenta con presencia de Gendarmería y hasta del Ejército, en tareas de urbanización, como es la apertura y consolidación de calles, reubicación de lotes y exploración de pozos para la obtención de agua. Y otra muy distinta se da en el resto de la ocupación, donde solo hay casillas vacías.
“Usan los terrenos como casaquinta. Vienen los fines de semana a comer asado y se van. Por eso cuando ves las fotos aéreas, impacta la imagen, parece una megaciudad, pero en realidad es una cáscara. Son casitas, que adentro no tienen nada”, contó el mismo vocero. Detalló también que quienes frecuentan la ocupación “son de Puente de Fierro y de otros sectores de la localidad”, la inmensa mayoría “extranjeros”, agregó la fuente, que además habló de la presencia de barrabravas, punteros y piqueteros, en actividades de dudosa legalidad y con manejo de importantes sumas de dinero.
Incluso hay un video en Youtube, “el barrio sin ley de La Plata”, de mayo de este año, donde personajes aparentemente vinculados a la tribuna, que dicen estar todos armados, describen cómo es vivir en la Megatoma. “Acá sabemos quién es quién”, mencionó uno de los entrevistados en la nota. Y aclaró que “el que no tiene un fierro, está en desventaja”.
Lo que estaría a la orden del día es el comercio de lotes. En ese mercado, los precios pueden alcanzar hasta 6.500 o 7.000 dólares. Sin escribano ni papeles habituales de toda operación inmobiliaria legal, las posesiones “valen oro”. Sin embargo, los que manejan ese negocio muchas veces “venden” y al poco tiempo echan al comprador para volver a hacer dinero con el mismo terreno. Los compradores, claro, no tienen modo de reclamar. En todo esto entran en juego las amenazas y muchísimo dinero.
En el paisaje de la megatoma resalta “la casa de los 9 millones”, por su robustez, en contraposición a la mayoría de las construcciones que son de madera o chapa, y porque el dueño usó esa cantidad de dinero para levantar dos plantas de concreto en apenas un mes.
También reluce un criadero de chanchos de una hectárea y la falta de servicios esenciales, como agua potable, cloacas y energía eléctrica. “Por el agua entran camiones que llenan los tanques que tiene el predio y se han hecho perforaciones. De la luz están todos colgados y de la limpieza se encarga una cooperativa, por un acuerdo con la Provincia”, aportó Sebastián.