Aterrados por la ola de robos violentos que los tiene como víctimas, más de 20 vecinos de Ringuelet se reunieron en la esquina de 8 y 517 durante una hora y media, para evaluar qué medidas tomar para aliviar esta problemática que afecta, sobre todo, a los adultos mayores.
Lo peor es que advierten "inacción" de parte de quienes deberían garantizarles la tranquilidad que perdieron hace rato: "En la comisaría sexta, que nos corresponde por jurisdicción, denunciamos quiénes son los delincuentes, dónde viven y hasta se aportaron videos”. Sin embargo, denuncian, "nos responden siempre lo mismo, que esperan una orden del fiscal para hacer los allanamientos”.
"La pasé muy mal por un asalto en mi casa y, como la Policía no frena a estos tipos, ya tengo un revólver para defenderme por si se quieren meter de nuevo. Inclusive, voy a practicar tiro”, anunció una víctima reciente de un asalto. Esta idea, extrema, estaría más difundida de lo que muchos creen.
La reunión se acordó después de que una jubilada del barrio vivió un verdadero calvario en su casa de 517 entre 7 y 8, el jueves pasado: "Fue a las 6 menos cuarto de la mañana, cuando me levanté de la cama para ir al baño y me encontré con dos ladrones encapuchados y vestidos con ropa negra. Luego una vecina me contó que un cómplice los esperó en la esquina”, relató Marta Godoy al diario El Día. De arranque le pidieron "los dólares o me mataban", recordó. No mostraron armas, pero eran convincentes en sus amenazas.
"Me ataron las manos con cordones de zapatillas y me amordazaron con un corpiño. Me revolvieron todo y me robaron 160.000 pesos, una netbook, un anillo de oro y el auto, que después apareció abandonado en 508 y 5”, aseguró. Lo que se pudo establecer es que los ladrones ingresaron en la vivienda barreteando la puerta principal.
"SON DEL BARRIO"
Los vecinos aseguran conocer muy bien a los que ejecutan este tipo de hechos. Dicen que tienen alrededor de 30 años, viven en la zona, actúan encapuchados, con ropas negras y suelen "moverse de a tres, aunque los que entran en las casas son dos".
En algunos casos golpearon o ataron a las víctimas, casi siempre personas jubiladas o mujeres que viven solas, pero lo peor son las amenazas de ejecución de actos horribles, con los que las torturan psicológicamente para vencer cualquier intento de resistencia. Además, dan vuelta las viviendas: "Hasta arrancan las puertas de los placares”, describieron.
Otro de los damnificados, Carlos Núñez (84), mencionó que ya le robaron ya tres veces, contando los asaltos en su casa y el teléfono celular que le sustrajeron en la calle. Su caso se suma al de un vecino de 519 entre 8 y 9, al que redujeron, maniataron y golpearon en su domicilio, al que irrumpieron luego de romper una ventana. La víctima quedó muy atormentada por el miedo, confiaron otros frentistas.
La banda actúa desde calle 4 hasta 11 y desde 515 hasta 526. En el barrio aseguran que no son pocos los que "ya decidieron mudarse", mientras otros especulan con la posibilidad de armarse.