Hoy se cumple una semana del sangriento episodio de inseguridad en la distribuidora “Don Otto” de Tolosa, en el que el delincuente de 16 años, Ariel Rubén Darío González, fue abatido de cinco tiros por el propietario del comercio. El negocio volvió a abrir sus puertas. La autopsia al cuerpo aportó información válida sobre la causa de la muerte, los daños de los disparos y trayectoria de los mismos. El imputado todavía no declaró, por sugerencia de la defensa, y sigue libre. Y la familia del joven muerto no se presentó, al menos por ahora, como querellante. Sí se supo que el padre manifestó a los investigadores su deseo faltamente incumplido de que su hijo cumpliera 18 años para que por fin fuera preso.
Se sabe que González falleció por un “shock hipovolémico, secundario a lesión pulmonar, cardíaca y de los grandes vasos, producidas por herida de proyectil de arma de fuego”. Así lo confirmó la autopsia practicada en la Morgue Policial de La Plata, informe que además ya fue incorporado al expediente a cargo del fiscal Álvaro Garganta, en la causa caratulada “homicidio”.
Con los elementos reunidos hasta el momento, el fiscal considera que el imputado de 46 años actuó en “legítima defensa”, por los peritajes que analizó la pesquisa, incluidas las pruebas de las cámaras de vigilancia del interior del comercio, que registraron buena parte de lo sucedido.
“Lo que en principio nos ha llevado a pensar que estábamos ante una legítima defensa es la circunstancia de quien dispara, porque lo hace durante el curso del robo”, dijo el fiscal a Hechos y Derecho Radio. “Es decir, mientras el ataque estaba sucediendo, mientras había personas reducidas y mientras las dos personas que ingresan al local estaban armadas y ejecutando el robo”.
Para Garganta queda claro que “los ladrones no estaban en fuga y el peligro no había cesado. La legitima defensa es actuar en defensa de los bienes y de las personas. Y fue eso lo que pasó”. Y agregó: “El peligro continuaba latente para el comerciante, podía darse vuelta y disparar”
Mientras tanto, los investigadores siguen trabajando en procura de atrapar al cómplice de González, quien una semana después del hecho continúa prófugo. “Sería mayor de edad. Es lo que tenemos establecido y estamos
trabajando a full para aprehenderlo”, dijeron allegados a la pesquisa.
Otro dato revelado ayer en exclusiva fueron las fuertes manifestaciones del padre de Ariel Rubén Darío González, quien se presentó ante los funcionarios como familiar directo del fallecido. “Él lo quería preso para estar ‘tranquilo’, para que esto no siga pasando, y no termine como podía imaginar que podía terminar y lamentablemente sucedió”, detallaron los investigadores que hablaron de manera extraoficial con el hombre.
El papá del ladrón abatido confesó que su hijo tenía “problemas de adicción”. “Él (padre) estaba deseando que este chico llegara a los 18 años para que fuera preso y no saliera más”, agregaron.