El único acusado por el crimen del kiosquero Roberto Sabo en Ramos Mejía fue condenado este martes a la pena de prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de La Matanza.
“Por fin vamos a tener paz”, aseguró uno de los hijos del comerciante. Leandro Daniel Suárez (30) fue hallado culpable del delito de “homicidio criminis cause con la participación de una menor de edad, robo calificado por el uso de arma de fuego y portación ilegal de arma de fuego de uso civil y de guerra”, cuya víctima fue Sabo, hecho que ocurrió el 7 de noviembre de 2021.
La sentencia se conoció a través de un Zoom pasadas las 14, cuando los magistrados Diego Burgueño, Arturo Gavier y Lucila Pacheco dieron su veredicto luego de las audiencias donde el fiscal del juicio Sergio Alejandro Antín pidió que el acusado sea condenado a prisión perpetua.
De igual modo lo hicieron Humberto Próspero y Fernando Burlando, que representan a la familia de Sabo como particular damnificada. La defensa del acusado, en tanto, había pedido una condena de 15 años de cárcel por “homicidio en ocasión de robo”.
Según la elevación a juicio presentada por el fiscal de primera instancia, Federico Medone, el crimen de Sabo fue cometido en el marco de un raid criminal que se inició el 7 de noviembre de 2021, cuando el acusado y una adolescente de 15 años que lo acompañaba -y que no fue juzgada por ser inimputable debido a su edad- fueron hasta una agencia de remises de Ciudadela y pidieron viajar hasta Ramos Mejía.
Ambos fueron llevados por el conductor de un remís Ford Focus negro hacia esa zona, donde Suárez pidió detenerse unos minutos en un kiosco ubicado en avenida de Mayo y Alvarado, en la zona comercial de Ramos Mejía.
Allí se bajó solo e ingresó al kiosco "Drugstore Pato" armado con "una pistola semiautomática 7,65 mm con numeración suprimida y cargada con al menos un cartucho, y con un revólver calibre .22", de acuerdo a la pesquisa.
Una vez adentro del comercio, intimidó con esas armas a Sabo, se apoderó de 10.000 pesos producto de las ventas y disparó cuatro balazos contra el kiosquero, quien murió casi en el acto, según la acusación.
Al salir del kiosco, el asaltante intimidó con armas al remisero que lo había llevado hasta el lugar y le robó 6.000 pesos de la recaudación, el teléfono celular y el auto, en el que huyó con la adolescente.
En la fuga, el Focus chocó contra un árbol, momento en que los dos tripulantes se bajaron e ingresaron a un supermercado con intenciones de simular ser clientes y aprovechar para cambiarse las ropas y así tratar de evitar ser identificados.
Tras ello, y siempre bajo amenazas con armas, robaron la moto y pertenencias a un delivery, hasta que finalmente fueron detenidos en avenida de Mayo y Rivadavia, de Ramos Mejía, durante un operativo policial.